Cortoplacismo político que ahora apura plazos reglamentarios, a la espera de las voces a dúo del Partido Popular y Vox, que suman la mayoría parlamentaria necesaria para investir en Les Corts, como ya sucedió en el 2023, que, por cierto, no queda tan lejos, para que podamos practicar un poco de memoria.

Pero, puestos a hacer un ejercicio de evocación histórica, tampoco debe suponer un gran esfuerzo recordar que, en el mismo año, también asistimos a otro pacto, con idéntico objeto, la investidura del presidente del Gobierno.

Luz y taquígrafos, se dice y se decía, pero el tono se eleva en atención a los componentes de la negociación, y no precisamente por el qué, sino por con quién.

Despejar las incógnitas de los socios políticos debe integrarse con la misma naturalidad que la sociedad asume los pactos entre afines.

La expansión del “frame” no significa asumir todas y cada una de las proclamas del futurible socio, pero sí manifestar aquellas en las que puede habar, al menos, aceptación de gobernabilidad.

Encontrándonos delante de un sistema de bipartidismo imperfecto donde los dos partidos alfa han perdido la alternancia en solitario para requerir de sostenes por bloques ideológicos las parejas de baile están ya seleccionadas.

La polarización política, cada vez más permeada en la sociedad, y la desafección en aumento y expansión por los fallos del sistema ante la catástrofe vivida en Valencia apremian la aceptación y la traslación pública para que, despejadas las que solo son incógnitas en el ideario estratégico político, se inicie el camino de la recuperación de la confianza.

Crítica profunda al escaso margen de tiempo entre cuestiones políticas que incluso llegan a sobreponerse unas sobre otras sin espacio para analizar en profundidad y acometer con perspectiva, bajo la exigencia de empezar a reclamar la posición de las luces largas para pactos que requieren de una gran labor de diálogo y consenso por el fin de la maduración democrática, ahora el escenario nos marca plazos tasados para el relevo en el cargo de la presidencia del Consell, y no se detienen.

Pasado el ecuador de la legislatura queda en vilo conocer la identidad de la sucesión, dando por hecho que habrá período transitorio entre la dimisión de Mazón y la próxima convocatoria electoral que, salvo adelanto, se celebrarían en el año 2027.

Expectación que no decrece entre declaraciones y comparecencias, preguntas y respuestas todos siguiendo su relato, que no viene a ser más que el argumentario interno trasladado a pie de calle, el tiempo camina, corre y vuela, máxime en esta etapa de convulsión que parece no tener fin ni pausa para el sosiego.