Como canción de vuelta al cole, pero, eso sí, para los más pequeños que hoy en día a poco que se descuide ya no se llega, aprendan a decir la verdad, igual ahora que todo lo vintage está en vogue, volvemos a escucharla incluso como Top Ten, pero de apertura de telediario.
La mentira genera en el receptor desconfianza frente al emisor que no hace uso de la verdad y pretende con engaños obtener cualquier tipo de rédito o beneficio.
En política la mentira, además, provoca desafección colectiva y erosiona la propia democracia, porque la sociedad sobre la que se ejerce la gobernanza pierde la seguridad sobre las acciones
políticas ejecutadas.
El Gobierno ha inaugurado este mes de septiembre, bajo la falacia de la voluntad política por atender las necesidades financieras de las autonomías, con un nuevo revés al principio de igualdad que debe regir el trato hacia todos los españoles, siendo el pueblo valenciano, de nuevo, y en el peor momento de nuestra historia, el más perjudicado.
La única motivación para aprobar la condonación de la deuda autonómica no es propiamente política sino partidista e incluso personalista, en atención a que deriva de un pacto de sostenimiento cuyo peaje es retribuido desde Moncloa y los únicos verdaderamente beneficiados son aquellos a los que son en deber e interés, a la vista de las propuestas numéricas.
En deber, y como pago por los servicios prestados, Cataluña; y, por el interés, a vueltas de las próximas elecciones, Andalucía. Ambas verán reducida su deuda rozando el 50%.
La Comunitat Valenciana, a la cola en la infrafinanciación, se queda en un 18%, de una deuda que se ha generado precisamente como consecuencia del actual modelo de financiación que provoca grandes desigualdades entre los distintos territorios autonómicos, y, precisamente por ello, no puede acompañarle otro adjetivo que impropia.
Como también lo es la crítica a las políticas de reducción de carga fiscal impositiva imponiendo una doble penalización para los ya perjudicados por la desajustada financiación territorial.
Mientras no se acometa el cambio necesario en el caduco modelo de financiación se seguirá produciendo deuda, la no reparación del origen del daño provoca la continuidad del mismo.
La mentira de la condonación para todos es única y exclusivamente para los palmeros partidistas, la vocación de servicio público, que rige la política, exige respeto democrático y trato sin discriminación, también por razón del territorio autonómico.
Los valencianos, cada vez más difícil de seguir siendo engañados, merecemos sentarnos ya a la mesa de los mayores para exigir el urgente cambio del modelo de financiación y la condonación de la totalidad de la deuda impropia, las migajas para la cocina de aprovechamiento.