Pregunta de rigor de restaurante, al desplegar su oferta gastronómica, de lunes a viernes, en horario de comida, centrado, estructurado y a la espera de los comensales, turistas o trabajadores con jornada partida.

Ahora bien, hay que reconocerlo, si en algo nos diferenciamos del resto del mundo es en saltarnos cualquier norma sociolaboral impuesta cuando llega el fin de semana, donde la hora de la comida, sobre todo si es paella de domingo, bien puede ser las cinco de la tarde, el menú ha desaparecido y vamos todos a la carta, donde cada uno elige a su convenir y antojo.

Pues algo parecido debe haber ocurrido en la Moncloa, les ha pillado fuera de menú y han pasado a las recomendaciones del chef, que luciendo palmito en forma de quorum parlamentario pasa directamente al postre para quedarse con toda la tarta.

Si es que ya lo dice nuestro sabio refranero español: "El que parte y reparte se queda con la mejor parte".

Porque, no nos engañemos, y, lo más importante, exijamos que no nos tomen por ignorantes, este pastel no lo reparte el Gobierno de Sánchez, obligado a ello por caducidad del sistema del modelo de financiación, debiendo hacerlo con rigor constitucional y en cumplimiento del principio de solidaridad entre las distintas autonomías; aquí, los que dirigen el tamaño de las porciones son sus aupadores, los que ahora exigen el pago por su devoto apoyo de investidura y el auxilio dado, la pasada semana, cuando el Gobierno mostraba graves signos de asfixia por el asedio de corrupción que saca a la luz sus mayores vergüenzas.

Y, a esto, como “cupo” ya estaba pillado, se le ha llamado “financiación singular”. Pero, no, no es una financiación singular para cada territorio, no nos equivoquemos, es solo para Cataluña, si fuera para todos ya no sería singular, esto es más que obvio.

Mientras tanto los valencianos seguimos en lista de espera para ser atendidos, ahora ya ni pidiendo ayuda.

Somos una autonomía infrafinanciada, endeudada por una deuda impropia generada precisamente por la infrafinanciación que arrastra, ahora, sin el extra FLA, que religiosamente se ha venido cumpliendo en los últimos años, la opción de acudir a los mercados financieros en búsqueda de inyección económica ha sido autorizada, pero, por supuesto, los créditos, como cualquier hijo de vecino, hay que devolverlos; y, ante esta situación, el mutismo por respuesta y la líder del PSPV formando parte del Gobierno de España cuyo agravio comparativo del pueblo valenciano clama al cielo.

Mientras unos eligen la especialidad de la casa otros, esperamos, como un burro amarrado a la puerta del baile, siendo los últimos de la fila.