A la espera del pistoletazo de salida los populares han exhibido palmito en un fin de semana de encuentro en modo Congreso del que sale un nuevo Comité Ejecutivo ya injertado con el chip de campaña.

Pero el botón rojo está a cargo de Pedro Sánchez y, a pesar de encontrarse asediado por los casos de corrupción que le crecen como setas en los bosques de Soria, no muestra intención.

La Guardia Pretoriana incondicional al presidente sigue rindiendo pleitesía y señalando a los insurgentes, con nombres y apellidos, que, por otra parte, ya son sobradamente conocidos, y que ahora llegan en formato de audio impropio escapado de la reunión celebrada a puerta cerrada en el seno del Comité Federal socialista.

Otros, no tan incondicionales, pero sí interesados en darle continuidad a un Gobierno que tiene sometido su seguimiento al pago de deuda de investidura, lo apuestan todo al verbo en sede parlamentaria obviando sus funciones de control; y, ya lo sentenciaba Montesquieu: “Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder”.

Se juega todo al tono, mostrando apariencia de combate en las intervenciones de cada uno de los portavoces parlamentarios, tras la comparecencia del presidente, cuestión de confianza o elecciones, ignorando que ya se ha efectuado la mayor muestra de confianza recogida en formato de presupuestos ratificado por la mayoría parlamentaria exigida.

Un Gobierno que no cumple con una de sus obligaciones principales, la presentación de presupuestos ante las Cámaras. A expensas de obtener los respaldos necesarios para su aprobación, es un ejecutivo que se sostiene por la inconcebible determinación de darle continuidad de sus miembros, pero sin respuesta a las necesidades sociales, o, como diría al propio Sánchez, pero el del 2018: “Un Gobierno sin Presupuestos es tan útil como un coche sin gasolina".

Pero, en estos momentos, y llevándolo a nuestro territorio, la Comunitat Valenciana no solo precisa, sino que exige del respaldo económico que requiere para abordar la reconstrucción de nuestra tierra, que deberá acometerse de manera coordinada con la administración autonómica.

Un hecho que, a pesar de los ocho meses transcurridos, todavía no se ha visto a vergüenza de la inexcusable responsabilidad del presidente del Gobierno, como máximo administrador.

En situación de abandono financiero provocado por el consentimiento y la continuidad de un modelo de financiación autonómica que ha provocado una deuda impropia obliga a la petición de crédito a la espera del cumplimiento de gobernanza que tiene el Gobierno con todos los territorios, sin discriminación, ni agravios comparativos, ni peticiones de ayuda por escrito y con aviso de recibo.

Ni un minuto del presidente del Gobierno a la Comunitat Valenciana, igual también porque breve ha sido el estreno de Águeda Micó desde el Grupo Mixto que debería dedicarle todo su tiempo a la exigencia del cumplimiento de lo pactado para la Comunitat Valenciana, el resto de temas ya están pillados.