A la derecha del número 1 encontramos, siguiendo un orden numérico lógico de menor a mayor, al número 2; no lo había tomado en consideración, pero, tal vez, al que ocupa el puesto número 2, en los círculos de confianza, se le llame mano derecha por eso mismo. Probeta de laboratorio en mano, este hallazgo casual da pie a valorar la estrecha confianza entre ambas posiciones de cabezas de cartel.

Y, aunque con esto del interesado cortoplacismo político a veces caigamos en la inmediatez del momento, no está de más revisar las posiciones de salida de las listas electorales, donde podemos encontrar al Sr. Ábalos acompañando, como número 2, a Diana Morant, actual ministra de Ciencia, Innovación y Universidades y secretaria general del PSPV, llamada a la presidencia del Consell.

Una mano derecha, que también lo fue del propio presidente del Gobierno de España, algo que tampoco puede quedar en el cajón del olvido, y que ahora está inmerso en toda una trama de corrupción que queda muy lejos del feminismo del que a tan gala se daba en aquella afirmación rotunda de: "Soy feminista porque soy socialista"; como si un carnet político invistiera, per se, de altura moral, de la que, sin presunciones, carece el que fuera número 2 en las listas al Congreso de los Diputados en las pasada elecciones, de la mano de la Sra. Morant.

Tal vez estemos ante el pago de la factura del favoritismo, que se impone a golpe de valor jerárquico lejos del consenso de bases de militantes, que, en muchas ocasiones, lleva a no ir de la mano del mejor compañero de viaje; o, igual, es la confianza ciega, que ya por el simple hecho de la invidencia empaña la realidad y oculta las bajezas del acompañante.

Dando respuesta, en las entrevistas dadas, la propia ministra afirma que: "Mi relación con el señor Ábalos ha sido ninguna. He tropezado con él, creo que en cinco ocasiones en mi vida y no he estado nunca en la misma dirección política que él".

Parece que es la primera opción, lejos queda aquello de la democracia interna de los partidos.

De un modo u otro, un hecho irrefutable es la configuración de las listas electorales para los comicios del 23 de julio de 2023 para las Generales, donde el ahora expulsado del Partido Socialista (16 meses después de abrirle un expediente sancionador, a lo que se le llama rapidez) seguía en su posición a Diana Morant.

No puedo dejar caer aquello de lo que tan poco se habla, la democracia interna de los partidos, sin traer al final de estas líneas, un recordatorio sobre la elección de la que fue proclamada secretaria general del PSPV sin primarias.