Pedro Sánchez pasará a la historia como el peor presidente de la historia de España, ya no hay ninguna duda. En esa dura pugna que sostenía con Rodríguez Zapatero por tan "honeroso" puesto, ha dejado a su predecesor socialista a años luz de distancia, y mira que parecía imposible ni siquiera acercarse a él.

Por segunda legislatura consecutiva y con los peores resultados electorales de la historia de un presidente del PSOE, Pedro Sánchez volverá a gobernar España junto con nacionalistas de izquierdas, nacionalistas de derechas, nacionalistas de extrema izquierda y comunistas, nacionalistas de extrema derecha, prófugos de la justicia y hasta con el brazo político del terrorismo.

No tengo ninguna duda de la legalidad y hasta del cariz democrático de estos pactos, como tampoco la tengo de la falta de honorabilidad y vergüenza que suponen. Pactar con el diablo siempre acarrea graves consecuencias y cuando eres presidente de un país, se las haces pagar a todos los que en él convivimos.

El pacto de la unión de la mayoría de siglas políticas representadas en el Congreso, puede que suponga justo lo contrario, que es la división definitiva de nuestro país. Venderse a las deslealtades nacionalistas solo puede generar un aumento de la desigualdad y la crispación que ya existía. Nada bueno nos espera, o al menos eso creo yo.

Pedro Sánchez en la sesión de Investidura. Efe

Pedro Sánchez en la sesión de Investidura. Efe

Y en todo este sainete político, que ni Berlanga se habría podido inventar, aún estamos esperando que aparezcan los nacionalistas valencianos. Pero, éstos, que ya no saben si son de derechas o de izquierdas, si suman o si restan, de momento están agazapados y calladitos, no vaya a ser que alguien se acuerde de ellos, descubra lo inútil de su presencia y les quite el sillón.

Nos queda una larga legislatura, aunque algunos crean que las elecciones vascas podrían dinamitarla, yo no lo creo. El apego al poder es mucho más potente que cualquier valor o convicción para el Sr. Sánchez y sus palmeros. Lo prioritario es gobernar, cueste lo que cueste y lo sufra quien lo sufra.

Decía un contertulio en un programa de radio al que suelo acudir semanalmente, que Sánchez haría bueno a Franco. Yo no me atrevo a comparar una dictadura con esta tropelía democrática, que aunque sea una auténtica locura, es fruto de lo que hemos votado en un entorno democrático. Suframos lo votado.

Hay que cambiar el sistema electoral y seguramente reformar profundamente nuestra Constitución, pero tendremos que esperar un mínimo de cuatro años más, porque el puzle ideológico que nos va a gobernar a partir de ahora se encuentra muy a gusto con la actual normativa, que hasta le permite delinquir y autoperdonarse. Un sinsentido total.

De verdad que me cuesta creer lo que estamos padeciendo.