La reacción de Ricard García al probar la cazalla. EE
La reacción de un joven catalán al probar la cazalla con sus amigos de Valencia: "Qué fuerte está esto, se me cae la baba"
El aguardiente, que ronda los 40 grados de alcohol, ha sorprendido al veinteañero durante sus vacaciones en la capital valenciana.
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El influencer catalán Ricard García está pasando unos días de sus vacaciones de verano en Valencia. Tiene amigos en la ciudad, por lo que planes no le faltan. Entre ellos, probar una de las bebidas alcohólicas típicas de la zona, la cazalla.
A Ricard apenas le han hecho falta unos días en Valencia para acabar probando esta bebida que ronda entre los 40 y los 50 grados de alcohol. Al llevarse el vaso de chupito a la boca, su reacción lo dice todo: "Qué fuerte está esto, se me cae la baba".
El joven influencer ha compartido el momento en sus redes sociales: "Estoy con unos amigos valencianos y me han dicho que 100% tengo que probar la cazalla, no sé qué es".
Uno de los que le acompaña es el también influencer Christian Ramos. Él es valenciano, y ha querido que su amigo catalán pruebe esta bebida por primera vez. En un bar de la ciudad, Christian pide el chupito. Al traérselo, se lo da a su amigo para que se lo beba.
Antes de probarlo, Ricard no se muestra del todo convencido: "Esto parece que es muy fuerte". Su amigo le contesta, entre risas: "Que no es fuerte, es suave".
Previamente a llevarse a la boca el vaso, Ricard opta por oler el líquido: "Huele a anís", dice sorprendido.
Tras unos segundos de duda, Ricard se bebe el chupito de cazalla. Vacía el vaso de un trago e intenta mantener la compostura mientras su amigo le graba para captar su reacción en primer plano. Tarda pocos segundos en admitir lo fuerte que es la bebida: "¡Uf! Qué fuerte está esto, se me cae la baba".
Sus amigos no logran contener la risa al ver su reacción. Pasados unos segundos, Ricard se graba, con tono sarcástico, diciendo que "no es para tanto" la cazalla. Mientras, se escucha a sus amigos gritar: "¡No mientas!".
La cazalla
La cazalla es una bebida tradicional de la Comunitat Valenciana. El sabor de este aguardiente de anís es único, y se prepara con ingredientes naturales.
Para elaborarla se sigue una receta prácticamente ancestral. Consta de vino blanco, aguardiente de orujo, azúcar y especias.
El vino y el orujo de uva se fermentan juntos en un proceso de destilación. Después, se mezclan con el agua y el azúcar. Una vez macerados, se cuela el líquido y se añade canela.
La graduación de la cazalla varía en función de la marca pero suele rondar los 40 grados. Además, algo que hace especial esta bebida es su forma de consumirla: se debe guardar la botella en el congelador.
La forma tradicional de tomar un chupito de cazalla es recién sacada del congelador. Así, bien fría y con los cristales que se forman por su baja temperatura, sabe mejor. Estos cristales, que son partes congeladas del anís, desaparecen cuando el líquido toca la boca.
Se puede ingerir un chupito de cazalla en cualquier momento, pero la tradición dice que esta bebida digestiva se toma tras grandes comidas. Por ejemplo, durante las Fallas de Valencia.