Ni Peñíscola ni Benicasim: este es el pueblo costero desconocido de Castellón que destaca por sus orígenes. Turisme GVA

Ni Peñíscola ni Benicasim: este es el pueblo costero desconocido de Castellón que destaca por sus orígenes. Turisme GVA

Ocio TURISMO

Ni Peñíscola ni Benicasim: este es el pueblo costero desconocido de Castellón que destaca por sus orígenes

La naturaleza mediterránea ha prevalecido sobre la presión urbanística y se distingue por sus playas "sin masificar y libres de contaminación". 

24 mayo, 2024 13:07
Valencia

Los pueblos costeros más concurridos de la provincia de Castellón donde se suele veranear son Peñíscola, Benicasim u Oropesa, aunque hay otros no tan conocidos. Hay uno, en concreto, que destaca por sus orígenes y su relación con el mar.

Situada en la comarca de la Plana Alta, 36 kilómetros al norte de Castellón y en plena costa mediterránea, gran parte de su término municipal forma parte del Parque Natural del Prat.

Al norte está protegido por el Parque Natural de Sierra de Irta, al oeste por la Sierra de les Santes y al sur por las escarpadas montañas del Parque Natural del Desert de les Palmes. Esta privilegiada ubicación permite gozar del clima mediterráneo con suaves temperaturas durante todo el año.

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La localidad es Torreblanca, pero a tres kilómetros del núcleo principal se encuentra el antiguo poblado marinero de Torrenostra, reconocido por sus playas de arena fina dorada y las lagunas del Parque Natural del Prat.

Su población es de 5.600 habitantes, pero se duplica en época estival gracias a la llegada de visitantes atraídos por "sus playas sin masificar, su carácter mediterráneo tradicional y su entorno natural libre de contaminación", destaca el Ayuntamiento de Torreblanca.

Desde el consistorio invitan a pasar las vacaciones o disfrutar durante todo el año de un entorno "equilibrado y auténtico", gracias a sus "excepcionales condiciones medioambientales". 

La proximidad del Parque Natural del Prat aporta un entorno privilegiado donde la naturaleza mediterránea ha prevalecido sobre la presión urbanística y lo consideran "un escenario ideal para descubrir la riqueza medioambiental de los humedales costeros".

Vista desde las alturas del paseo y los apartamentos de Torrenostra. Turisme GVA

Vista desde las alturas del paseo y los apartamentos de Torrenostra. Turisme GVA

Orígenes de Torrenostra

El escritor y articulista Juan Emilio Prades escribió en un blog la historia de este poblado pesquero. Narra que Torrenostra-Torreblanca tiene su origen como lugar habitado a principios del siglo XVII, con la construcción en esta playa, a finales del siglo XVI y principios del XVII, de una torre de defensa conocida como la torre de costa de Torreblanca.

Las dotaciones de esos puestos de vigilancia y guardia se financiaban localmente a base de un impuesto sobre las pesquerías y las explotaciones agrícolas más próximas a los puntos fortificados. Los pescadores en los siglos siguientes pescaban al amparo y protectorado de la torre.

Pasado el peligro de otomanos y piratas del norte de África a principios del siglo XIX, se fue constituyendo el antiguo asentamiento de pescadores.

La primera comunidad asentada en Torrenostra, con un número reducido de barcas, tan solo permitía vender el pescado al día y para el suministro de mercados cercanos por la falta de refrigeración de la época.

Costa de Torrenostra, imagen de archivo. Juan Emilio Prades

Costa de Torrenostra, imagen de archivo. Juan Emilio Prades

El invento de la fabricación del hielo artificial es el desencadenante del auge demográfico del poblado en la primera mitad del siglo XX.

Ya en la entrada al siglo, la adquisición de hielo para conservar en transporte el pescado fresco causó una revolución económica en las pesquerías: mejoró los métodos de venta y de comercialización. La mayor parte de la pesca de Torrenostra se exportaba a los mercados de Barcelona vía ferrocarril.

En los hogares de los propios pescadores, el escabeche era ese guiso o plato estrella de Torrenostra. Lo cocinaban en una gran cazuela y se iba consumiendo en días posteriores, como la caballa, melva, atún, sardina o el boquerón.

Bandera Azul

Las Playas de Torrenostra y Nord cuentan con Bandera Azul, un galardón ambiental internacional concedido por realizar un "especial" esfuerzo en la "gestión del entorno litoral de sus aguas interiores y/o de sus playas, de un modo respetuoso con el medioambiente y la naturaleza".

Para obtener esta distinción, se han de cumplir criterios de sostenibilidad y de calidad de las aguas de baño, así como dotar al lugar de información ambiental, seguridad y servicios e instalaciones disponibles durante la temporada de baño.