Nicolò Battista, en un vídeo en redes sociales mientras pasea por Valencia. EE
Un turista italiano pasea por Valencia y no da crédito con lo que se encuentra: "¿Cómo no puedes ser feliz aquí?"
El joven comparte en sus redes sociales las experiencias que vive, así como los consejos a tener en cuenta si alguien desea visitar la ciudad.
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Hace ya dos años que Nicolò Battista hizo las maletas y se mudó a Valencia para cambiar su vida. Como él, son muchos los extranjeros y turistas que visitan España y que, tras quedar maravillados por sus ciudades, el clima o incluso la gastronomía, deciden quedarse a vivir.
Nicolò es italiano y comparte en sus redes sociales las experiencias que vive, así como los consejos a tener en cuenta si alguien desea visitar Valencia. Él mismo dice que está "reconstruyendo una nueva vida lejos de Italia".
En uno de sus paseos por la plaza del Ayuntamiento, una de las más emblemáticas de la capital, no da crédito de vivir en un lugar que considera precioso. Se siente afortunado, y así lo expresa: "¿Cómo no puedes ser feliz cuando vives en una ciudad como esta?"
Para este italiano, es "la ciudad más bonita del mundo": "Una vez que la visitas, no quieres irte nunca".
Precisamente es lo que le pasó a Nicolò. Renunció a una vida en su propio país para experimentar otra nueva en Valencia y "vivirla al máximo".
Ahora aconseja a otras personas que estén a punto de dar un giro de 180 grados a sus vidas: "Ese trabajo que odias, esa rutina que te drena, esa vida que no sientes como la tuya... Te diría que compres un billete de ida y te vayas, con el corazón roto y una maleta llena de dudas. Incluso si da miedo, incluso si nadie te entiende".
"Te diría que tengas el coraje de cambiar, de abrazar la soledad, de perderte en una nueva ciudad, de sentirte solo entre mil caras, de llorar unas noches lejos de casa y preguntarte si hiciste la elección correcta", escribe en una de sus publicaciones.
La de este italiano sí que lo fue. O eso mismo comunica. Y aunque a veces se sienta perdido, agradece todo lo que le ha aportado la ciudad, a la que compara con su país de origen.
"El ritmo de la vida es mucho más relajado en España", afirma, pues en Italia están "acostumbrados a correr, ser productivos, hacer miles de cosas al día". A su parecer, asegura que en la capital del Turia "todo se mueve más lento".
Respecto al sentido de comunidad, es diferente uno al otro: "En Italia los lazos familiares son muy fuertes, tiendes a pasar mucho con tu familia. En España, por otro lado, las amistades suelen tener un papel casi familiar, y la gente sale mucho más a menudo en grupos, incluso entre adultos".
La mentalidad, asegura, es "más abierta" que en Italia. "En España la gente se viste como quiere, vive como quiere, y nadie te mira mal. Hay menos presión social sobre lo que "deberías" hacer a cierta edad o cómo debes comportarte; una libertad de la que Italia a menudo carece", valora.
Mudarse al extranjero
Pero marcharse del lugar que ha sido su hogar no es nada sencillo. Muchas veces Nicolò extraña momentos cotidianos que "no volverán". Se refiere a cenas familiares o risas espontáneas con amigos de toda la vida, "esas cosas sencillas".
"Cuando vuelvo a Italia, me doy cuenta de que avanzan, que se crean nuevos recuerdos sin mí. Y aunque sea normal, duele. Me siento un poco como un espectador de sus vidas", lamenta.
La soledad es otro de los inconvenientes que, muchas veces, pasa factura. Advierte que en el extranjero, "si quieres construir lazos, siempre eres tú quien tiene que dar el primer paso".
"Escribir, invitar, buscar. Y no siempre es fácil, especialmente cuando solo quieres que alguien se fije en ti sin tener que pedir nada", confiesa.
La adaptación, durante las primeras semanas, quizá sea lo más complicado. La gente, la cultura y la manera de comportarse difieren mucho de la italiana. También los hábitos y las rutinas: "Cada vez que crees que has encontrado un equilibrio, algo cambia de nuevo. Te cuestionas todo el tiempo".
Battista dice sentirse que pierde "piezas en el camino" porque no siempre es fácil mantener la versión que se ha sido con una nueva que llega.
Pero se muestra optimista cuando habla con un desconocido y "parece un amigo"; cuando se encuentra sonriendo sin razón en una calle que alguna vez no conocía; o cuando se ríe en un idioma que ni siquiera sabía pronunciar.
"Cuando te das cuenta de que has cambiado, y no porque fuera fácil. Por primera vez estás realmente viviendo. Y esa versión de ti que has perdido finalmente la encontraste", explica, en otro de los vídeos subidos a su perfil en redes sociales.
El joven concluye que el tiempo "corre más rápido de lo esperado", y que vivir en el extranjero tiene sus pros y sus contras. Para él, "es un privilegio, pero también una elección de peso". "Y esa culpa a veces te sigue a todas partes", expresa.