Carlos Dileo
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Una semana después de una redada migratoria en dos locales de Emiliano’s Mexican Restaurant & Bar, en el área de Pittsburgh, Pennsylvania, empleados de la cadena denunciaron haber sufrido daños materiales y emocionales. Según declararon a NBC News, los operativos dejaron cocinas destruidas, puertas rotas y un clima de miedo entre los trabajadores latinos, muchos de los cuales siguen sin regresar a sus puestos por temor a nuevas redadas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus siglas en inglés).

Redada en restaurantes mexicanos desató pánico y daños materiales

El 7 de agosto, agentes de ICE irrumpieron en dos establecimientos de Emiliano’s Mexican Restaurant & Bar, uno ubicado en Gibsonia y otro en Cranberry, ambos en Pennsylvania. Durante la intervención, 16 empleados fueron detenidos, nueve en el primer local y siete en el segundo.

Un video publicado en redes sociales por el propio negocio mostró el impacto de la redada: tejas rotas, una caja fuerte forzada, puertas dañadas y restos de comida tirados. “Dejaron un rastro de miedo, confusión y destrucción”, denunció el restaurante en esa publicación.

Días después, personal técnico reparó una estufa dañada durante el operativo. Dos trabajadores aseguraron a NBC News que aún hay empleados que no han regresado por el “shock” que generó la escena. “Nadie quiere volver, todos están asustados”, afirmaron bajo anonimato, preocupados por la investigación en curso de la Fiscalía Federal del Distrito Oeste de Pennsylvania, que se negó a dar detalles sobre el caso.

ICE se defiende y organizaciones locales denuncian excesos

La organización Casa San José, con sede en Pittsburgh, envió a unos 20 voluntarios para documentar lo sucedido y brindar asistencia a los afectados. Su coordinador de defensa comunitaria, Jaime Martínez, afirmó que durante la redada en Gibsonia se provocó un incendio en la cocina porque los agentes ignoraron las advertencias de que los quemadores estaban encendidos.

Según Martínez, fueron los propios empleados detenidos —algunos con manos y tobillos esposados— quienes indicaron a los agentes dónde estaba el extintor y cómo usarlo. “El fuego se controló gracias a ellos, después de un retraso que puso en riesgo a todos”, señaló.

Por su parte, ICE declaró a NBC News que los daños, incluido el pequeño incendio, “fueron causados por los inmigrantes ilegales al intentar escapar o esconderse. La agencia aseguró que los agentes actuaron bajo órdenes judiciales federales basadas en denuncias de empleo a trabajadores sin estatus legal y que todos los procedimientos “se realizaron conforme a la ley”.

Sin embargo, Martínez acusó a los agentes de “aterrorizar a la comunidad y apuntar con armas a los empleados. En Cranberry, testigos relataron que una cocinera fue encañonada mientras trabajaba. Aunque mostró su documentación y no fue detenida, “vivirá con el trauma de haber tenido un arma en la cabeza mientras cocinaba”, dijo el activista.

Comunidad latina de Pennsylvania responde con solidaridad

Los empleados esposados fueron alineados y obligados a arrodillarse mientras los oficiales los apuntaban con armas, relataron testigos a Casa San José. ICE rechazó esa versión y afirmó que sus agentes “actuaron dentro de los protocolos de seguridad establecidos”.

No era la primera vez que la cadena enfrentaba un operativo. En junio, vehículos sin distintivos fueron vistos vigilando el restaurante durante la noche, según relató Martínez, quien aseguró que ese episodio formó parte de la investigación que culminó con la redada de agosto.

Desde marzo, la línea de emergencia de Casa San José ha recibido más de 650 llamadas relacionadas con detenciones migratorias y ha intervenido en al menos 70 ocasiones en Pennsylvania. Tras los últimos operativos, la comunidad se organizó para apoyar a los trabajadores de la cadena, reuniendo más de 133.000 dólares en donaciones.

Según los empleados, los fondos se usarán para pagar las fianzas de los detenidos, cubrir un mes de salario a cada uno y reparar los daños materiales que quedaron tras el operativo de ICE. Mientras tanto, los restaurantes latinos en Pennsylvania intentan recuperar la calma en medio del miedo persistente y la incertidumbre legal.