El reciente anuncio de Bad Bunny como estrella principal del medio tiempo del Super Bowl 2026 ha encendido una fuerte polémica en el panorama político y cultural de Estados Unidos. La confirmación del show, que tendrá lugar el 8 de febrero en el Levi’s Stadium de Santa Clara, California, desató críticas desde sectores cercanos al presidente Donald Trump y abrió un debate sobre la representación latina en uno de los eventos televisivos más seguidos del país.
Críticas y ataques desde el trumpismo
Seguidores de Trump y figuras de su administración reaccionaron con molestia al conocer que el artista puertorriqueño encabezará el espectáculo. Entre las voces más duras se encuentra Corey Lewandowski, integrante del Departamento de Seguridad Nacional, quien lamentó públicamente la decisión de la NFL y señaló que elegir a un cantante que “parece odiar a Estados Unidos” envía un mensaje equivocado.
El descontento se replicó en el círculo de influenciadores MAGA. Benny Johnson, conductor del programa “The Benny Show”, describió al intérprete de "Titi me preguntó" como: “un gran enemigo de Trump, activista anti-ICE y sin canciones en inglés”.
A este señalamiento se sumaron otras figuras conservadoras como Danica Patrick, ex piloto de NASCAR, quien criticó que el Super Bowl se convierta en un escenario para música no cantada en inglés, y el activista Robby Starbuck, que acusó a la NFL de convertir el evento en un espacio político más que deportivo.
Bad Bunny y su postura frente a Trump
La polémica no surge en un vacío. Bad Bunny ha manifestado en distintas ocasiones su rechazo a las políticas migratorias de Trump y al discurso de sus simpatizantes. En 2024, apoyó públicamente a Kamala Harris en su campaña presidencial, poco después de que en un mitin republicano Puerto Rico fuera descrito de forma despectiva.
Además, su música y videos han servido como plataforma para mensajes sociales y políticos dirigidos a la comunidad latina, en defensa de los inmigrantes y contra la discriminación.
El cantante también explicó anteriormente que evitó presentarse en ciudades estadounidenses durante una gira reciente, al considerar que sus fanáticos corrían riesgo de ser detenidos por ICE al asistir a sus conciertos. Estas declaraciones reforzaron su imagen como un crítico abierto de la política migratoria de la administración republicana.
Amenaza de redadas durante el Super Bowl
Las críticas llegaron acompañadas de advertencias. Lewandowski aseguró que durante el evento habrá despliegues de ICE para vigilar y aplicar la ley de inmigración sin excepciones, incluso en el marco del Super Bowl. El funcionario insistió en que “no hay lugar en Estados Unidos que pueda servir de refugio” para quienes están en situación irregular, dejando claro que ni siquiera un espectáculo deportivo de esta magnitud será ajeno a la estrategia federal.
Este anuncio alimenta la preocupación entre activistas latinos que ven en el Super Bowl una oportunidad histórica para visibilizar la presencia cultural hispana en Estados Unidos. En contraste, el discurso de mano dura desde el entorno de Trump refleja que la presentación de Bad Bunny no solo será un show musical, sino también un episodio cargado de simbolismo político y social.
