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La conexión entre Los Ángeles y Las Vegas está cerca de cambiar radicalmente gracias a un proyecto ferroviario que unirá a ambas ciudades. A través de un tren bala totalmente eléctrico, se buscará transformar la movilidad entre dos de los destinos más visitados del suroeste del país, reduciendo drásticamente el tiempo de viaje y ofreciendo una alternativa sostenible frente al tráfico intenso en carretera y la saturación aérea.

El proyecto Brightline West y sus características

De acuerdo con The Guardian, el gobierno federal otorgó 3.000 millones de dólares en apoyo financiero para impulsar el proyecto Brightline West, que conectará Las Vegas con el área de Los Ángeles. La obra comenzó a construirse en 2024 y se espera que esté lista antes de los Juegos Olímpicos de 2028 en la ciudad californiana.

El tren recorrerá aproximadamente 350 kilómetros y alcanzará velocidades de hasta 200 millas por hora (más de 320 km/h), lo que permitirá cubrir el trayecto en un tiempo estimado de 2 horas y 10 minutos.

Este ambicioso proyecto no solo busca agilizar los traslados entre ambas ciudades, sino también sentar un precedente para futuros corredores ferroviarios de alta velocidad en el país. Para muchos expertos, Brightline West es visto como el primer paso hacia un modelo de transporte más moderno y eficiente en Estados Unidos.

Impacto en los viajeros y la economía regional

El trayecto entre Los Ángeles y Las Vegas es uno de los más transitados en automóvil y avión, con millones de personas recorriéndole cada año. El tren bala ofrecerá una alternativa atractiva para quienes buscan evitar los embotellamientos en carretera o los tiempos de espera en aeropuertos.

Además, según reportes de la Associated Press, el proyecto también generará miles de empleos durante su construcción y operación, fortaleciendo la economía regional. Se espera que impulse la llegada de más turistas a Las Vegas y al mismo tiempo facilite los viajes de negocios y entretenimiento desde California.

La apuesta por un tren de alta velocidad también representa un paso significativo en la transición hacia energías más limpias y transportes sostenibles, algo que diversas organizaciones medioambientales han aplaudido.

Un futuro marcado por la alta velocidad

El tren bala entre Los Ángeles y Las Vegas es solo una pieza de un panorama más amplio en el desarrollo ferroviario del país. En la costa este, se trabaja en un proyecto de alta velocidad que conectaría Washington D.C., Nueva York y Boston, reduciendo considerablemente los tiempos de traslado en uno de los corredores más transitados de Norteamérica. La iniciativa busca modernizar la actual red del Northeast Corridor, que hoy depende en gran medida del servicio Amtrak.

Por otro lado, también existe la visión a largo plazo de un tren transcontinental que una Los Ángeles con Nueva York, lo que representaría un cambio radical en la forma de viajar a través de Estados Unidos. De concretarse, esta obra permitiría atravesar el país en menos de la mitad del tiempo que hoy se requiere en avión con escalas, además de ofrecer un transporte más sostenible.

Estos proyectos, junto con Brightline West, reflejan un creciente interés por incorporar la alta velocidad ferroviaria como una alternativa real frente al tráfico aéreo y carretero, marcando el inicio de una nueva era en la movilidad estadounidense.