El gobierno estadounidense confirmó la apertura de un nuevo centro de detención en Nebraska, un proyecto que busca replicar modelos previos como Alligator Alcatraz y que forma parte de la estrategia federal para reforzar las deportaciones masivas de inmigrantes.
Cornhusker Clink: el nuevo centro en Nebraska
El nuevo centro llevará el nombre de Cornhusker Clink, inspirado en el apodo de Nebraska, “The Cornhusker State”. Estará ubicado en la ciudad de McCook, dentro de las instalaciones del Work Ethic Camp, un centro correccional de mínima seguridad que será adaptado para esta nueva función.
De acuerdo con reportes de AP News y The Washington Post, se prevé que abra en los próximos meses con capacidad para albergar entre 200 y 300 inmigrantes. El recinto será gestionado por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), en coordinación con autoridades estatales, y pretende convertirse en un modelo para futuras instalaciones.
Los modelos previos: Alligator Alcatraz y Speedway Slammer
Cornhusker Clink no es un proyecto aislado. En años recientes, el gobierno ya inauguró centros como Alligator Alcatraz, en Florida, y Speedway Slammer, en Indianápolis. Estas instalaciones han sido diseñadas para incrementar la capacidad de detención de inmigrantes y agilizar los procesos de deportación.
Sin embargo, su operación ha generado un intenso debate público. Mientras algunos sectores los consideran una respuesta efectiva ante la migración irregular, diversas organizaciones de derechos humanos han denunciado deficiencias en las condiciones de los recintos y en el acceso a asistencia legal para los detenidos.
La estrategia de Trump: más de 120 centros para 2025
El caso de Nebraska se enmarca en un plan más amplio de la administración de Donald Trump, que contempla la creación de más de 120 centros de detención durante 2025. Según The Washington Post, el objetivo central es deportar a más de un millón de inmigrantes indocumentados a través de un despliegue nacional que incluye la adaptación de prisiones y la construcción de nuevos recintos.
Este plan migratorio ha sido descrito como uno de los más agresivos en la historia reciente del país. Aunque el gobierno lo defiende como una medida de orden y seguridad, activistas y líderes comunitarios advierten que podría desencadenar una crisis humanitaria con consecuencias profundas para miles de familias.
