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Lo que debía ser una simple visita al taller terminó convirtiéndose en una experiencia insólita para Alan Garandan Barbizan, un conductor hispano en Georgia. De acuerdo con el medio Univision, el hombre dejó su camioneta Chevrolet Silverado en un concesionario de la ciudad de Cumming para realizarlo reparaciones. Sin embargo, al día siguiente, una notificación de su sistema de rastreo lo alertó de que el vehículo se encontraba lejos del taller.

El hallazgo inesperado en un Home Depot

Alan Garandan había llevado su camioneta al concesionario Chevrolet para atender un problema mecánico que requería revisión y reparación profesional. Según explicó, el vehículo fue entregado en el área de servicio del negocio, donde completó el papeleo y dejó las llaves con la confianza de que sería revisado y resguardado. No había motivo para sospechar que su vehículo sería movido fuera de las instalaciones.

Todo cambió a la mañana siguiente, cuando recibió una alerta del sistema de rastreo satelital de su Silverado. La notificación indicaba que el vehículo estaba en movimiento y, poco después, estacionado a varios kilómetros del taller, específicamente en el aparcamiento de un Home Depot en Jasper, Georgia. Sorprendido, Alan decidió acudir de inmediato para confirmar lo que estaba ocurriendo.

Al llegar al lugar, la escena fue aún más desconcertante: dentro de su camioneta se encontraba un empleado del concesionario, aparentemente tomando un descanso y comiendo comida de Taco Bell. Garandan relató que, sobre el tablero, había restos y envoltorios de la comida, algo que consideró una clara falta de respeto hacia su propiedad.

Indignación y posibles repercusiones

El caso tomó un giro más grave cuando se supo que el hombre dentro de la camioneta era un mecánico del concesionario, quien admitió que la tomó prestada para resolver un problema personal: su propio auto estaba en el taller y, tras una discusión con su esposa, se quedó sin transporte.

Según el reporte policial, el director del área de servicio reconoció haberle dado permiso, asegurando que el cliente había aceptado por teléfono. Sin embargo, Garandan sostiene que la única autorización que otorgó fue para una prueba de manejo relacionada con la reparación, no para que el vehículo se usara de madrugada ni con fines ajenos al servicio.

La camioneta fue ubicada después de las 4:00 a.m., y el argumento del concesionario fue que el mecánico estaba realizando horas nocturnas, aunque en el momento del hallazgo no vestía ropa de trabajo. El gerente de servicio incluso ofreció 110 dólares en efectivo para “cerrar el asunto”, lo que para Garandan no resuelve el riesgo de posibles infracciones de tránsito durante el tiempo que el vehículo estuvo fuera de su control.

De acuerdo con el abogado de Garandan, Suri Chadha, este hecho es “absolutamente inaceptable”, señalando que si bien es normal conducir un vehículo para verificar su funcionamiento, no se puede abusar de ese permiso para un uso personal.

Explicó que no existe en Georgia una distancia máxima legal para una prueba de manejo, pero que recorrer decenas de millas en plena madrugada está fuera de lo razonable. También aclaró que cualquier multa o infracción cometida durante el tiempo en que el vehículo estuvo en posesión del concesionario es responsabilidad de este, no del propietario.