George Retes, ciudadano estadounidense, veterano del Ejército y padre de dos hijos, fue arrestado durante una redada migratoria en California. Pasó tres días detenido sin saber por qué y se perdió el cumpleaños de su hija.
Un veterano de guerra pasó tres días detenido sin explicación
George Retes, de 25 años, nunca imaginó que terminaría esposado, con la piel quemada por gas pimienta, dentro de una celda iluminada las 24 horas. Ese día solo quería llegar a su trabajo como guardia de seguridad en una granja de marihuana en Camarillo, California. Pero fue detenido por agentes de inmigración que realizaban una redada masiva.
Según su testimonio, al llegar al lugar se encontró con decenas de protestas y una fuerte presencia de ICE y CBP. Retes intentó explicar que era ciudadano estadounidense y solo quería entrar a trabajar. La situación se tornó violenta: los agentes rodearon su auto, rompieron la ventana del conductor, le rociaron gas pimienta y lo arrestaron.
“Todo lo que quería era estar allí para el cumpleaños de mi hija… estaba tan emocionado de verla cumplir tres años”, dijo Retes, quien terminó detenido en el Centro Metropolitano de Detención de Los Ángeles sin cargos ni explicaciones.
Detenido sin cargos y sin contacto con su familia
Durante tres días, Retes no tuvo contacto con su esposa ni supo por qué estaba detenido. “Nadie sabía por qué me arrestaron o qué iban a hacer conmigo. Ni siquiera ellos lo sabían”, relató en diálogo con CNN.
"Estuve allí, sumido en mis pensamientos todo el tiempo, preguntándome si alguna vez saldría, si alguien siquiera sabría mi historia o qué me había sucedido. Pensé que nunca volvería a ver a mis hijos", dijo.
El Departamento de Seguridad Nacional afirmó días después que Retes fue detenido por presunto asalto y obstrucción, algo que él niega con firmeza. “Estaba tratando de irme. Les decía que solo quería salir de allí”, contó.
Finalmente, fue liberado el domingo sin cargos en su contra. Cuando salió del centro de detención, su esposa lo esperaba para llevarlo a casa con sus hijos. “Los abracé. Corrieron hacia mí gritando ‘¡Papá!’”, recordó emocionado.
"Nadie merece ser tratado así, no importa si soy ciudadano o veterano de guerra", concluyó.