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Las recientes redadas migratorias llevadas a cabo por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Los Ángeles no solo han sacudido a las comunidades inmigrantes, sino que también han provocado efectos económicos tangibles en el sector privado. De acuerdo con estudios recientes, estas operaciones han tenido un impacto directo en el empleo y el consumo, generando lo que expertos y líderes empresariales han calificado como un “efecto dominó”.

Un efecto dominó en el empleo y la economía local

Según un análisis realizado por el UC Merced Community and Labor Center, basado en datos de la encuesta nacional del Census Bureau, la semana posterior a las redadas en Los Ángeles se registró una caída del 3.1 % en la empleabilidad en el sector privado en California. Esto representa la pérdida de más de 465,000 empleos, incluyendo tanto a personas inmigrantes como a ciudadanos estadounidenses.

El informe señala que este impacto no se limitó a trabajadores indocumentados, sino que afectó también a quienes no están directamente relacionados con los operativos.

La reducción en la participación laboral se tradujo en menor actividad en comercios, restaurantes, transporte y otros servicios. De acuerdo con el estudio, esto demuestra cómo un evento dirigido puede repercutir en toda la cadena económica local.

Por su parte, la presidenta de la Cámara de Comercio del Área de Los Ángeles, María S. Salinas, declaró que estas redadas han generado un clima de temor entre trabajadores y clientes, afectando la estabilidad y el flujo normal del sector privado. “Esto tiene un efecto dominó”, afirmó, refiriéndose a la caída en ventas, ausentismo laboral y disminución de productividad en empresas locales.

Redadas en Los Ángeles y respuestas de la comunidad

Las redadas comenzaron a principios de junio y se han concentrado en zonas con alta población migrante. Según reportes de Los Angeles Times, las operaciones se han realizado en espacios públicos, centros laborales y vecindarios, provocando que muchas personas dejen de asistir a sus trabajos, escuelas o citas médicas por miedo a ser detenidas.

En respuesta, organizaciones comunitarias y civiles han intensificado sus acciones. Colectivos de derechos humanos han activado redes de apoyo, talleres de “conoce tus derechos” y asesorías legales en barrios afectados.

Además, negocios locales han promovido campañas de solidaridad, e incluso algunos han cerrado temporalmente en señal de protesta.

Diversas ciudades de California, incluyendo Los Ángeles, han reiterado su compromiso como “ciudades santuario” y han emitido comunicados advirtiendo que no colaborarán con operativos migratorios federales.