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La historia de Mario Vargas, un inmigrante mexicano detenido por ICE en Georgia, ha generado indignación y preocupación por las condiciones médicas dentro de los centros de detención migratoria en Estados Unidos. Vargas asegura que su salud se deterioró gravemente mientras permanecía bajo custodia, lo que lo llevó a tomar una decisión extrema: autodeportarse para acceder a tratamiento médico.

Detención, negligencia y colapso de salud

Según reportó Univision, Mario Vargas fue arrestado por agentes de ICE el pasado 24 de mayo en Atlanta. A los pocos días comenzó a presentar fiebre y dificultades para respirar. Durante varias semanas solicitó atención médica sin éxito. “Me dolía respirar”, relató, mientras describía cómo solo le entregaban pastillas que no aliviaban su condición.

El 18 de junio, ya con síntomas severos, fue finalmente trasladado a un hospital en Columbus. Los médicos decidieron inducirlo al coma debido a la gravedad de su estado. Pasó dos semanas inconsciente, y al despertar, recibió el diagnóstico: había perdido la mitad del pulmón derecho debido a una infección pulmonar que no fue tratada a tiempo y que habría obtenido de otro detenido en el sitio donde se encontraba.

De acuerdo con el medio FM Alpina, los especialistas que lo atendieron señalaron que presentaba una enfermedad pulmonar obstructiva crónica, posiblemente desarrollada por la falta de atención médica mientras se encontraba detenido. Vargas fue dado de alta del hospital el 7 de julio debido a que su familia no podía costear más los gastos hospitalarios y él no contaba con seguro médico. 

La decisión de autodeportarse

Tras salir del hospital, Vargas se enfrentó a un panorama incierto. Sin la garantía de recibir atención médica adecuada bajo custodia de ICE y con su salud aún comprometida, decidió firmar una salida voluntaria del país. De esta manera, puso fin a su proceso migratorio y se autodeportó con la esperanza de continuar su tratamiento en México.

Univision informó que Vargas consideró esta decisión como la única vía para preservar su vida. “Tenía miedo de volver a esa celda”, comentó. Desde su perspectiva, el sistema migratorio le falló no solo legalmente, sino también en términos humanitarios.

Sin embargo, y de acuerdo con el abogado de Vargas, la firma “obligada” podría revocarse debido a la situación en la que se desarrolló. 

La historia de Mario Vargas pone en evidencia una realidad alarmante: el acceso limitado a servicios médicos dentro de los centros de detención, así como la falta de protocolos eficaces para atender emergencias de salud.