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Durante una reciente reunión del Consejo Asesor de Seguridad Nacional, la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, no dudó en mostrar su descontento con sus empleados al declarar su intención de despedir a personal de la agencia que no compartan su visión o que, en sus palabras, “no nos quieren”.

Noem busca “más” de sus empleados

En el marco de un plan más amplio de reorganización y endurecimiento de políticas internas dentro del DHS, Noem afirmó que hay personas dentro de la agencia que “no apoyan lo que estamos haciendo” y pidió asesoría al consejo, conformado por aliados de Trump como el alcalde de la ciudad de Nueva York, Rudy Giuliani, el asesor Corey Lewandowski y el gobernador de Carolina del Sur, Henry McMaster, sobre cómo “despedir a gente que no nos quiere”.

Según Federal News Network, la funcionaria considera que estos empleados representan un obstáculo para sus objetivos al frente de la agencia. En su misma intervención, Noem también hizo hincapié en que la fuerza laboral del departamento “no se le ha exigido tanto” respecto al período comprendido durante el mandato del expresidente Joe Biden.

También expresó que “la lealtad institucional debe alinearse con las prioridades del liderazgo actual”, lo que ha despertado preocupación entre sindicatos federales y defensores del servicio civil.

Noem sugiere pruebas internas para detectar a “infiltrados”

Aunado a todo lo anterior, Noem planteó la posibilidad de implementar una especie de “prueba” para identificar a empleados infiltrados” o con ideologías contrarias a las de la administración.

Aunque no detalló en qué consistiría dicha evaluación, medios como Axios reportaron que la secretaria sugirió mecanismos internos para detectar a quienes podrían estar saboteando o desobedeciendo lineamientos estratégicos.

Estas declaraciones se dieron durante la primera reunión del nuevo Consejo Asesor, instaurado como parte de su programa de reestructuración del DHS.

Una gestión marcada por la confrontación y la purga institucional

Desde su llegada al frente del DHS, Kristi Noem ha impulsado una política de endurecimiento tanto en seguridad fronteriza como en el control interno de la agencia. Ha promovido medidas de vigilancia más estrictas, reformas estructurales y la creación de unidades especiales para revisar el desempeño de empleados.

Su estilo directo y confrontativo ha sido el sello de su liderazgo, buscando eliminar lo que ella considera “obstáculos ideológicos” dentro del aparato federal.