Entre los múltiples destinos rurales que decoran el paisaje texano, Strawn sobresale como una joya gastronómica inesperada. Con apenas 540 habitantes, este pequeño pueblo ha logrado hacerse un nombre en todo el estado gracias a un platillo que es casi leyenda: el chicken-fried steak de Mary’s Café.
Un pequeño pueblo texano donde el pollo frito es una leyenda regional
Fundado a finales del siglo XIX, Strawn surgió como una comunidad ferroviaria y minera que poco a poco fue evolucionando sin perder su espíritu tradicional. Rodeado de colinas, ranchos y extensas praderas, el pueblo conserva una atmósfera tranquila que parece suspendida en el tiempo. Es precisamente ese ritmo pausado y su autenticidad lo que hace que una visita a Mary’s Café tenga un sabor aún más especial.
Este restaurante atrae a comensales de todas partes con su receta abundante, crujiente y perfectamente sazonada de pollo frito estilo texano. No es solo una comida; es una experiencia que muchos consideran obligatoria si se viaja por esta región del estado.
El restaurante, sin grandes pretensiones, es un ícono local. Con mesas de madera, porciones enormes y un ambiente familiar, Mary’s se ha ganado elogios tanto de locales como de viajeros. Su chicken-fried steak, servido con puré de papa y gravy casero, ha sido destacado en múltiples publicaciones gastronómicas y blogs de comida sureña como uno de los mejores de todo Texas.
Mucho más que pollo frito
Pero Strawn no vive solo de su platillo estrella. Quienes se detienen en el pueblo descubren más que un buen almuerzo:
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Rutas panorámicas ideales para explorar el Texas rural.
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Tiendas locales y ferias ocasionales que celebran el orgullo tejano.
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Un ambiente hospitalario donde los visitantes son recibidos como en casa.
Este equilibrio entre sabor, tradición y comunidad convierte a Strawn en una escapada auténtica, lejos de las multitudes y de lo predecible. Es un lugar donde el tiempo se detiene, y el sabor se queda.
¿Qué opinan los visitantes?
Las reseñas en Google y TripAdvisor respaldan la reputación de Mary’s Café como un imperdible en el mapa culinario del estado:
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“El mejor chicken-fried steak que he probado. Vale cada kilómetro del desvío”.
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“Las porciones son enormes, el sabor es casero y el ambiente es tan texano como se puede pedir”.
En definitiva, este pequeño pueblo demuestra que a veces los grandes sabores nacen en los rincones más pequeños.