Josiño, dueño de Malauva

Josiño, dueño de Malauva Treintayseis

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El restaurante de Vigo donde el vino es el principal protagonista, con más de mil referencias diferentes

Tras casi una década, este restaurante es una referencia para aquellos que aman comer acompañados de un buen vino

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Por muy buena que sea la receta, por muy buena calidad que tengan sus ingredientes, la experiencia en un restaurante es peor si no se acompaña con la bebida adecuada. Da igual que sea en un Estrella Michelín o un bar de la esquina, acompañar un plato con un buen vino multiplica el sabor y el disfrute de la velada.

Más de mil referencias de vino sitúan a Malauva Wine Bar como uno de los restaurantes de referencia para disfrutar de recetas y bebidas excelentes. Tras ocho años en pleno Casco Vello, Josiño y Mariña viven su sueño hostelero con una apuesta de sobra consolidada en la zona.

"Entramos en Semana Santa de 2017, con la idea de vivir un poquito mejor", explica a Treintayseis el sumiller, que conoció a su mujer entre fogones, ya que ambos formaban parte del equipo de Casa Solla. "Nos gustaba el sector, veníamos de restaurantes, pero las jornadas eran eternas", admite.

Josiño y Mariña dieron luz a Malauva con el objetivo de trabajar solo de noche para "conciliar un poco la vida personal con la profesional". "Abrimos cinco noches de martes a sábado y la idea es un poquito platos hacia el medio para compartir, muy informal y rodearlo de la cultura del vino", describe el sumiller.

Interior de Malauva Wine Bar

Interior de Malauva Wine Bar Treintayseis

El vino es el centro de la mesa: "Intentamos que la gente pueda acceder a infinidad de vinos de todas las partes del mundo y siempre intentando adaptar cada plato al vino, botella o copa, todas las posibilidades". Este concepto, en el 2017, despistó a su clientela, pero "con el tiempo la gente ya sabe a lo que viene", según el sumiller.

En cuanto a la cocina, los platos van cambiando aunque "hay algunos que no nos dejan sacar de carta". Ahora bien, los productos del mar siempre son los protagonistas de su pequeña carta. "Todo como muy compartible. A la gente le gusta, es un concepto que se lleva ahora", asegura Josiño.

"Yo soy muy de Vigo"

Encontrar el local no fue sencillo, pero en todo momento tuvieron claro que debía ser en Vigo. "Yo soy muy de Vigo, estoy a gusto aquí y mi idea, a pesar de viajar y ver otras zonas posiblemente mejores a nivel comercial, siempre fue abrir algo en el Casco Vello", asegura Josiño.

El restaurante se ubica en el número 12 de Baixada á fonte, justo a la altura de la intersección con la calle Pescaderías. "Nos pareció perfecto para nosotros, un local pequeño, no mucha gente y con barra. Siempre quisimos darle importancia a la barra", relata sentado en una de las mesas de Malauva.

Esta descripción puede contrastar con los negocios de la zona, restaurantes de tamaño medio y grande dedicados especialmente al turismo y a las mariscadas. Y es que el cliente habitual de Malauva es un perfil diferente, buscan personas que se acerquen con curiosidad, con el objetivo de descubrir.

"El perfil crucero y ostras, eso está ahí. Para nosotros no es el cliente, ni para ellos su restaurante. Quiero decir: cuando vienen aquí tampoco les encaja", afirma el dueño de Malauva, que recuerda algún turista que llegó a sentarse y estaba desubicado: "Cuando coges la copa ya te das cuenta de que hay algo diferente".

Un plan que se puede corroborar con sus horarios de apertura, siempre por la noche. Además, tampoco cuentan con personal, sólo trabajan Josiño y Mariña: "Queremos que todo se vea como si te invito a mi casa y estamos cocinando en el salón, que sea todo como muy informal", describe el sumiller.

Más de mil referencias

Josiño explica, además, que la oferta de vinos ha ido evolucionando con el paso del tiempo. "Al principio era menos arriesgada. Había un porcentaje de vinos naturales o de mínima intervención sin productos químicos, pero también una parte de vinos convencionales, que sigue habiendo pero menos. Ahora el porcentaje es mucho mayor de vinos naturales que convencionales", detalla.

También han ido aumentando el número de referencias: "Empezamos ya con demasiadas y seguimos con demasiadas, porque al final siempre es difícil eliminar. Acabas haciendo una relación personal con la gente que hace los vinos y es como una ruptura". Aun así, Josiño desvela que su intención es reducir la oferta: "Si quieres hacer un sitio informal tampoco tiene sentido que alguien esté viendo una carta 15 minutos".

Ahora bien, admite que será una tarea difícil, demostrando así una pasión que lleva en el ADN. Su abuelo hacía vino y su padre siempre compraba. Entonces, pese a haber estudiado informática, pronto se dio cuenta de que no era lo suyo y, en un momento de indecisión, sus amigos lo empujaron al mundo del vino.