Navajas a la parrilla.

Navajas a la parrilla.

Escapadas

El desconocido pueblo de Pontevedra donde se come de escándalo por muy poco: exquisito marisco fresco

Ubicado en las Rías Baixas, este encantador pueblo gallego conquista a los paladares más exigentes con sus tabernas familiares, precios imbatibles y sabor a mar auténtico.

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En un rincón discreto de la provincia de Pontevedra, lejos del bullicio turístico de Sanxenxo o Combarro, se encuentra un pequeño pueblo que ha sabido mantener intacta su esencia marinera y su tradición gastronómica: Raxó. Situado en la costa, dentro del municipio de Poio y a tan solo diez minutos en coche de la ciudad de Pontevedra, este destino poco conocido por los forasteros se ha convertido en el secreto mejor guardado para comer bien, mucho y barato.

Quien llega a Raxó lo hace normalmente atraído por sus tranquilas playas de aguas cristalinas y ambiente familiar. Pero basta con adentrarse en sus bares, tabernas y restaurantes para descubrir que su mayor tesoro está sobre la mesa. Pulpo, navajas, zamburiñas, almejas, empanadas y tapas calientes que rivalizan en sabor con los mejores locales de las Rías Baixas… pero a precios que sorprenden incluso a los gallegos.

Uno de los grandes atractivos de este pueblo es que su cercanía al puerto de Campelo y su tradición pesquera garantizan marisco fresco a diario. En locales como O Rincón da Ría o en pequeñas tabernas familiares junto a la playa, es fácil encontrar platos de zamburiñas o mejillones recién salidos del mar por menos de 10 euros.

Las raciones son generosas, el trato cercano y el producto, inmejorable. Y es que aquí, comer bien no es un lujo, sino una costumbre. Se nota en cada tapa de calamares, en cada trozo de empanada recién horneada y en la forma en que el pulpo a feira llega a la mesa: con cachelos, buen aceite de oliva y el toque justo de pimentón.

Muchos de estos locales siguen ofreciendo menús del día completos por menos de 12 euros, incluyendo primero, segundo, bebida y postre casero. Un precio que parece de otra época, pero que en Raxó sigue siendo la norma.

Otro de los encantos de Raxó es que, a diferencia de otros pueblos más turísticos de la zona, mantiene un ambiente relajado y auténtico. Aquí, las terrazas se llenan de vecinos que se conocen por su nombre y de familias que disfrutan del vermú con calma. Los camareros te explican cada plato como si fueras de casa, y no es raro que el cocinero salga a saludar.

A eso se suma el entorno privilegiado: desde casi cualquier punto del paseo marítimo se puede contemplar la ría de Pontevedra, con las islas Ons al fondo y las bateas salpicando el mar. Comer una ración de almejas mientras cae el sol sobre el Atlántico es una experiencia que pocos imaginan en un sitio tan tranquilo y poco conocido.

Aunque Raxó aún escapa del radar del turismo masivo, cada vez son más los que lo descubren por recomendación de boca a boca o tras una escapada a la cercana Sanxenxo. Por eso, muchos de sus restaurantes recomiendan reservar con antelación los fines de semana o en verano, especialmente si se busca una mesa junto al mar.

Pero incluso en temporada alta, este pueblo sigue ofreciendo una experiencia muy alejada del agobio y los precios elevados que se dan en otros enclaves más populares. Aquí, la calidad no está reñida con la sencillez, y cada comida se convierte en un homenaje a la cocina gallega más pura.

Raxó es el ejemplo perfecto de que todavía existen rincones en Galicia donde se puede comer marisco fresco y casero sin arruinarse, disfrutar de vistas espectaculares y sentirse como en casa. Un lugar sin artificios ni pretensiones, donde la gastronomía habla por sí sola.

Así que si buscas un destino tranquilo donde disfrutar de la mejor cocina gallega con precios imbatibles, apunta este nombre: Raxó. El desconocido pueblo de Pontevedra donde cada comida sabe a mar… y a tradición.