Trudel Waidele: así es la primera floristería de Vigo que contó con permiso para vender flores en Pereiró
Trudel Waidele: así es la primera floristería de Vigo que contó con permiso para vender flores en Pereiró
Vanesa López Sotelo regenta en la Avenida de Castrelos, a pocos metros del cementerio, un negocio que comenzó su tatarabuela en 1890 y cuya tienda física ya lleva más de dos décadas
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Si entras sin reparar en ella, Trudel Waidele podría ser un negocio de decoración, un salón de una casa antigua o una tienda de ropa. Pero es una floristería; de hecho, de las más antiguas de Vigo, si tenemos en cuenta que fue la primera que recibió la autorización del Concello para vender flores en el cementerio de Pereiró.
En una de las paredes, luce orgulloso ese documento por partida doble: el original y una copia ampliada, que le reconoce el permiso a Herminia Figueirido "al aseo de sepulturas y panteones", una labor que comenzó haciendo su madre en 1890. Hoy, Vanesa López regenta la tienda física de un negocio que lleva cerca de 100 años, ya que fue en mayo de 1926 cuando recibieron ese permiso, aunque este local supera las dos décadas.
Floristería Trudel Waidele.
El nombre, Trudel Waidele, también tiene su propia historia. "Es el nombre de mi abuela. Mi bisabuelo era alemán, llegó a Vigo en un barco del Cable Alemán", explica Vanesa. Junto con el Cable Inglés, ambas convirtieron a Vigo en una de las estaciones telegráficas más importantes del continente europeo hace unos 150 años.
Quinta generación
Quinta generación.
La actual propietaria abrió la tienda física con su madre y representa la quinta generación de floristas de su familia, aunque ella se formó previamente como auxiliar de enfermería. Pero el origen es un puesto en el cementerio de Pereiró, donde comenzó todo. "Llevamos mucho tiempo, de hecho tengo clientes de familias que están con nosotros desde mi bisabuela", incide Vanesa.
En el recorrido desde la rotonda con Alcalde Portanet hasta el cementerio y el tanatorio de Pereiró, son varios los negocios relacionados con estos dos epicentros. "Yo hago ramos de regalo, hago eventos y de todo, pero aquí el día a día, el cliente diario, es del tanatorio y cementerio", reconoce Vanesa, que esta época se encuentra en uno de sus picos de trabajo, con la cercanía del Día de Todos los Santos y de Difuntos.
Fotos familiares.
Además, añade, el arreglo floral más habitual para los funerales ya no son aquellas coronas, que parecen congeladas en la memoria colectiva. "Ya no hay esa cultura de corona, sino que se lleva más ramos de palma, de colgar, ramos de suelo y ahora se llevan mucho los centros de plantas para los velatorios".
La parte derecha de la floristería, mirando de frente al mostrador, ofrece una decoración con muebles antiguos: una mecedora, un sofá orejero, un baúl, una vitrina de madera y cristal e incluso una báscula. En la pared contraria, una bicicleta y, debajo, sí, adornos florales y ramos.
Floristería Trudel Waidele.
En una mesa central, bajo el metacrilato, se pueden ver decenas de fotos familiares, de esas cinco generaciones de floristas que hoy desembocan en Vanesa. Ella las muestra con orgullo, "siempre rodeadas de flores", dice señalando fotografías en blanco y negro de su bisabuela; en algunas, se la ve a ella de pequeña, también rodeada de flores, como no podía ser de otra manera.