Vicky Vázquez, entrenadora de As Celtas
Vicky Vázquez, entrenadora de As Celtas: "La afición es increíble. Hasta generábamos envidia en otros equipos"
La entrenadora celeste repasa la primera temporada del equipo y comparte su visión sobre el futuro del proyecto
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Victoria "Vicky" Vázquez (Vigo, 1990), actual entrenadora de As Celtas, cuenta con una amplia y consolidada trayectoria en el fútbol femenino, tanto en el campo como desde los banquillos. Como jugadora, se desempeñó principalmente como defensa central y fue parte del histórico ascenso del El Olivo a la Superliga en 2011. También defendió los colores de las selecciones gallegas de fútbol y fútbol sala, consolidándose como una referente en el panorama autonómico.
Su andadura como entrenadora comenzó mientras aún estaba en activo, coordinando equipos de base en El Olivo. Desde entonces, ha dirigido a conjuntos en clubes como Rápido de Bouzas, AJ Lérez, UD Santa Mariña y Sárdoma. En mayo de 2024, fue nombrada primera entrenadora del recién creado equipo femenino del RC Celta, As Celtas, liderando con éxito su ascenso a Segunda Federación. Ahora, tras una temporada histórica, la técnica celeste comparte con Treintayseis sus sensaciones, aprendizajes y los retos que se avecinan en esta nueva etapa.
¿Qué balance haces de esta primera temporada de As Celtas?
Ahora que ya llevamos un par de semanas de postemporada, la verdad es que para mí fue un éxito. Empezamos el proyecto allá por junio con mucha incertidumbre, porque al ser algo nuevo siempre surgen dudas.
Recuerdo que en los primeros días de pretemporada pensaba: "Uf, esto cuesta", porque al final todas son adultas, con personalidades diferentes y de clubes diversos. Pero con el paso de las semanas fuimos capaces de construir una identidad que creo que se reflejó en todos los partidos.
Pero, para mí, lo más valioso fue el grupo humano que formaron. Siempre hay aspectos futbolísticos importantes, pero me atrevería a decir que gran parte del éxito fue cosa de ellas: sus ganas, su complicidad y el hecho de que sean tan buenas personas. Se metieron de lleno en la cultura Celta, y ahí están los resultados para demostrarlo.
Empezar de cero es complicado, sobre todo a la hora de generar una sensación de equipo cuando muchas de las jugadoras no se conocían. ¿Cómo lo lograsteis?
Fue difícil. Todas venían de equipos distintos y nunca habían jugado todas juntas. Al principio se notaba la falta de coordinación, costaba que se entendieran en el campo. Lo más complicado fue encontrar un equilibrio entre las ganas de ganar y la conciencia de que crear un equipo lleva tiempo. Hubo momentos en los que tuvimos que pedir calma, recordarles que esto era un proceso. Son jóvenes y tienen esa ilusión por ganar ya.
¿Lo bonito fue ir aprendiendo juntas?
Totalmente. Fue un aprendizaje colectivo. Cada adversidad que pasamos nos hizo crecer, sobre todo a ellas, como equipo. Algunas derrotas dolieron mucho, recuerdo especialmente la del Dépor, pero fue un punto de inflexión. Demostraron que cada vez que caen, se levantan más fuertes. Yo estoy a sus pies.
¿Cuál dirías que fue el bache más desafiante de la temporada?
No sabría señalar uno concreto. Cada día trae pequeños retos que hay que ir sorteando. No hubo un momento de decir: "estamos en nuestro peor momento". Lo más duro suele ser el lunes después de una derrota: ahí es cuando hay que medir cómo está el equipo emocionalmente. En especial las derrotas contra el Sárdoma y el Dépor que, sin duda, fueron de las más duras.
Ahora que miráis al futuro, ¿cómo vivisteis el ascenso desde dentro?
El día del ascenso en Valladolid se fue dando todo bien durante el partido, pero hasta que no pitó el árbitro, no me lo creí. Fue entonces cuando me liberé. Para nosotras fue la confirmación de que todo el trabajo había valido la pena. Ese domingo fue espectacular. Lo que vivimos después en la Puerta del Sol fue indescriptible. Estar allí, ante tanta gente, fue algo que ni en nuestros mejores sueños imaginábamos.
La afición se volcó con vosotras durante toda la temporada. ¿Cómo fue tener ese apoyo?
Fue increíble. Hasta generábamos cierta envidia en otros equipos. Recuerdo que cuando vino el Sporting a jugar aquí, dejaron una nota en el baño que decía: "Qué envidia de afición tiene el equipo femenino". Es algo que incluso la gente de fuera nota.
Y para nosotras, ver que el día del ascenso se llenó un autobús solo para venir a apoyarnos, dice muchísimo de la gente de aquí.
¿Sentisteis presión por esa implicación de la afición?
Más que presión, era un sentimiento de responsabilidad. Sentíamos que se lo debíamos a la afición. Por eso, derrotas como la del Dépor dolieron más: porque la gente se vuelca. Pero también por eso es tan especial: damos y recibimos mutuamente.
Desde el principio el proyecto tenía una clara vocación de ser ejemplo para los más pequeños. ¿Es algo importante para vosotras?
Sobre todo, es importante para el público femenino. Siempre hubo grandes referentes masculinos como Iago Aspas o Gabri Veiga, pero el fútbol femenino gallego necesita también sus propias referentes.
Está genial que una niña admire a Iago Aspas, pero su realidad será diferente. Ahora ya hay niñas que quieren ser como nuestras jugadoras, que quieren salir del túnel de vestuarios de la mano de una en concreto. Eso es precioso. Yo se lo repetí mucho a ellas: "Sois referentes y eso implica una responsabilidad".
Precisamente, el club apostó desde el inicio por jugadoras gallegas y de la cantera. ¿Cambiará esa estrategia con el ascenso?
Dependerá del mercado, pero personalmente soy una firme defensora del talento gallego. Aquí siempre lo hubo y lo hay. Creo que se puede seguir una filosofía similar a la del primer equipo. Apostar por la cantera es pensar en el futuro y en la sostenibilidad del proyecto.
¿Cuál será el principal reto en Segunda Federación?
Lo primero será adaptarnos a la categoría. La Tercera RFEF ya fue una liga exigente, pero ahora nos metemos en otro nivel, donde todos los equipos pueden igualarnos en medios y presupuesto. Ahí es donde tendremos que dar un paso más a nivel futbolístico y estar muy atentas a todos los detalles.
A nivel de medios, ¿As Celtas cuenta con psicólogo propio, como el equipo masculino?
Sí. No está con nosotras todos los días, pero tenemos contacto directo y está presente en varios entrenamientos semanales. Para nosotras es una figura muy importante. Contar con fisios, entrenadores y psicólogos es clave. En este caso, Alicia, nuestra psicóloga, fue fundamental: me ha ayudado mucho a mí y sé que también a las jugadoras.
Y ya para terminar… de cara al futuro, ¿la meta es el cielo?
Lo dijo ya la presidenta en la presentación: este equipo tiene que estar en Liga F. Pero yo soy partidaria de hacer las cosas con calma y bien hechas. Cuando se trabaja con cabeza, las cosas acaban saliendo. Esa fue la clave este año. Si queremos ascender, hay que seguir trabajando con la misma dedicación y sin volvernos locos.