Foto de archivo de unas piedras del tropiezo en Alemania

Foto de archivo de unas piedras del tropiezo en Alemania Shutterstock

Cultura

La huella del nazismo en Vilagarcía: piedras del tropiezo que honran a sus víctimas

Las emblemáticas "Stolperstein" servirán como recordatorio permanente a las cinco víctimas arousanas del nazismo y serán instaladas en la Praza da Liberdade de Carril, la de Rafael Pazos en Vilaxoán y la intersección entre las calles Valentín Viqueira y Rey Daviña

Más información: Estos son los 108 gallegos que murieron en Auschwitz y Mauthausen: víctimas del Holocausto

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El pasado 27 de enero se conmemoró el 80 aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, una fecha que marcó el fin del horror para muchos, pero el inicio de una memoria histórica imborrable para todos. Cerca de medio centenar de supervivientes, testigos vivos de uno de los capítulos más oscuros y sombríos de la humanidad, alzaron sus voces en un acto sobrecogedor que rindió homenaje a las víctimas y recordó al mundo las cicatrices que el nazismo dejó en nuestra historia colectiva. Sus palabras, impregnadas de dolor y resiliencia, resonaron como un eco capaz de atravesar fronteras y generaciones. 

Un eco que resuena con fuerza en lugares como Polonia, Grecia, Países Bajos, Bélgica o Rumania  ―países que perdieron entre el 70 y 50% de sus poblaciones judías―; y cuyo sentir también llega a Galicia, donde el holocausto dejó una herida imposible de olvidar. Alrededor de 200 gallegos anónimos fueron deportados a estos campos nazis, y de ellos, 109 murieron asesinados. Vidas truncadas en las cámaras de gas que son hoy recordadas en lugares como Vilagarcía de Arousa, donde las emblemáticas Stolperstein  ―literalmente, piedras del tropiezo ― se convierten en pequeños monumentos a la memoria. Estas simbólicas piedras, incrustadas y ligeramente rebasadas del suelo como objetos contra el olvido, nos recuerdan los tropiezos del pasado y nos obligan a detenernos, contemplar y honrar a quienes perdieron todo, incluso su nombre, pero nunca su lugar en la historia. 

Las cinco víctimas arousanas del nazismo

Ficha de Antonio Lamas, el único vilagarciano que logró sobrevivir

Ficha de Antonio Lamas, el único vilagarciano que logró sobrevivir Concello de Vilagarcía Vilagarcía de Arousa

El pasado 31 de octubre, coincidiendo con el Día de Recordo e Homenaxe a todas as vítimas do golpe militar, a Guerra e a Ditadura, el Concello de Vilagarcía rindió tributo a cinco de sus vecinos, víctimas de la Guerra Civil y la posterior represión franquista, que terminaron siendo deportados a campos de concentración nazis. Cuatro de ellos perdieron la vida en el campo de prisioneros de Gusen, complementario del de Mauthausen, ubicado en la Alta Austria al este de la ciudad de Linz, a apenas cinco kilómetros de distancia uno del otro. De ellos, sólo uno logró sobrevivir al infierno y consiguió ser liberado en 1945, tras el fin de la II Guerra Mundial. 

Ese superviviente fue Antonio Lamas Jueguen, nacido en 1912 en Vilaxoán. Tras exiliarse a Francia en 1939, fue deportado en 1944 a Buchenwald, cerca de Weimar (Alemania) donde pudo resistir hasta su liberación un año más tarde. Antonio pasó el resto de su vida en Sète, comuna francesa de la región de Occitania, donde falleció en el año 1989. Su historia es un testimonio de resistencia, pero también un recordatorio de las miles de vidas truncadas por la maquinaria nazi.

Otros cuatro arousanos compartieron un destino mucho más trágico que el de este compatriota arousano. Ramón Diz Rivas, como el anterior, nació también en el seudo de Vilaxoán en el año 1897. Fue deportado al campo de concentración de Mauthausen en 1940 y terminó siendo asesinado en Gusen en enero de 1944. De la villa marinera de Carril,  José García Rodríguez (1914) y Antonio Quintáns Romero (1909) corrieron la misma suerte: ambos fueron enviados a Mauthausen y ejecutados en Gusen en 1941 y 1942, respectivamente. Completa esta lista de horrores Francisco Varela Loureiro, vilagarciano que, tras ser deportado inicialmente a Angulema (Francia), terminó en Gusen, donde fue asesinado en abril de 1941. Sus nombres, grabados en el imaginario colectivo de la capital arousana, son un puente a la memoria de uno de los episodios más terribles de la historia europea.

Piedras del tropieza para recordar

Plaza da Liberdade en Carril, uno de los lugares elegido para las Stolperstein

Plaza da Liberdade en Carril, uno de los lugares elegido para las Stolperstein Shutterstock Carril (Vilagarcía de Arousa)

Para honrar la memoria de estos cinco vilagarcianos, el Concello de Vilagarcía se unió a una iniciativa surgida en los años noventa del siglo pasado de la mano del artista alemán Gunter Demning: las Stolperstein, o piedras del tropiezo, en su traducción. Estos pequeños bloques cúbicos de cemento, con una placa de latón grabada en su superficie, se han convertido en uno de los símbolos más evocadores y extendidos de la memoria del Holocausto en Europa. Cada una de estas piezas lleva inscrito el nombre, la fecha de nacimiento y el destino trágico de una víctima del nazismo, ya sea el campo de concentración al que fue deportado o el lugar donde perdió la vida. 

Hoy en día, las Stolperstein se encuentran presentes en plazas y avenidas de más de una veintena de países, con cerca de 100.000 unidades instaladas, lo que las convierte en el mayor monumento descentralizado del mundo. En el caso particular de la capital arousana, estas piedras del tropiezo encontrarán su lugar para el recuerdo en la Praza da Liberdade de Carril, en la de Rafael Pazos en Vilaxoán y en la intersección de las calles Valentín Viqueira con Rey Daviña en el núcleo urbano de Vilagarcía. Su instalación se llevará a cabo una vez finalice el proceso de adquisición, siguiendo el protocolo habitual de este tipo de proyectos artísticos y memorialistas que buscan mantener viva la memoria de quienes sufrieron las consecuencias de la barbarie.