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¿Pagar por reservar? El mensaje de un restaurante de Vigo a una clienta reabre el debate

El propietario del Valdevez publicó el mensaje enviado a una clienta que no canceló la reserva, no se presentó y ni contestó al teléfono. Algunos restaurantes de Vigo ya penalizan estos comportamientos
Valdevez
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Reservar una mesa en un restaurante y no aparecer sin avisar de que no podrá acudir y sin contestar a las llamadas del local. Este caso es más habitual de lo que parece y muchos restaurantes de Vigo ya han comenzado a cobrar por la reserva anticipadamente como una forma de asegurarse que, en caso de no acudir el cliente, salvar un porcentaje de lo previsto, o penalizar al que no aparezca o no cancele con suficiente antelación.

Normalmente, este tipo de ausencias no se conocen, salvo para aquellos que están trabajando en el local y que han bloqueado la mesa en cuestión para otros posibles comensales en previsión de que estará ocupada. Cuando se hacen públicas, se revela el problema del que muchos no son conscientes.

Con este ánimo, el de denunciar y de pedir respeto al sector, Manuel Garrido, propietario del restaurante Valdevez, en la calle San Bernardo, en el casco vello de Vigo, publicó el mensaje enviado a una clienta que había reservado mesa, pero no apareció ni tampoco contestó a las llamadas del restaurante.

"Hartazgo" y "cansancio"

"Primero, decirte que hemos intentando ponernos en contacto contigo al teléfono que sí has utilizado para hacer la reserva. Pero ahora no lo coges", escribe Manuel en el mensaje de whatsapp. "Decirte que desgraciadamente para nuestro sector está siendo bastante habitual actitudes como la tuya", prosigue. En este caso, según ha trasladado Manuel Garrido a Treintayseis, se trataba del pasado viernes, en el que, además de festivo en Vigo, también lo era en Portugal.

"Venían familias empapadas y les tenía que decir que no les podía dar de comer porque lo tenía todo reservado, y la gente no tiene la decencia ni de llamar y decir 'me olvidé', que puede molestarme, pero al final lo puedes entender, ni de contestar al teléfono", se lamenta. Además, ese mismo día había coincidido que otras dos mesas habían hecho exactamente lo mismo.

De hecho, la publicación en redes de este mensaje es una forma de mostrar el "hartazgo" y el "cansancio" por ese tipo de situaciones que, destaca, se han multiplicado desde la pandemia. "Es un mal generalizado, no sé por qué se ha dado este cambio en la actitud de la clientela; no me gusta generalizar, porque hay de todo, y la mayoría no lo hace, pero creo que la clientela ha empeorado".

"Es un mal generalizado, no sé por qué se ha dado este cambio en la actitud de la clientela"

Entre los comentarios de su publicación, aparecen denuncias de otros sectores que viven una situación similar; desde masajistas, clínicas dentales o medicas, hasta peluquerías, por lo que Manuel incide en que "no es exclusivo de la hostelería" y que "indica que está más en la sociedad de lo que pensamos".

En las grandes ciudades, como Madrid, ya es una costumbre entre los restaurantes pedir una tarjeta de crédito como "fianza" de la reserva o realizarla mediante una plataforma. "Yo era reacio, pero nos van a obligar", asegura el propietario de Valdevez. "Somos negocios pequeños y la gente no es consciente del daño que hacen, porque trabajamos poco al mes, centrados en el fin de semana, y así se fastidia la economía de un sitio pequeño", añade.

Vigo comienza a penalizar

En Vigo son varios los restaurantes que ya aplican una penalización para aquellos que no se presenten a una reserva realizada con anterioridad. En el caso del Kero, el restaurante de cocina peruana situado en Calle Castelar, 6, se realiza la reserva a través de su página web, momento en el que se pide una tarjeta de crédito que, en caso de no acudir y no avisar, se cobrarán 20 euros. La misma cantidad cobra en estos casos el restaurante japonés PuroSushi, local vecino.

Más altas son las cantidades que se cobran como penalización en Rokuseki y Silabario. En el caso de la barbacoa japonesa, en Canceleiro, 24, se pide una tarjeta al realizar la reserva en la web y aparece detallado el proceso: si se modifica o cancela la reserva con menos de 12 horas de antelación, se efectuará un cargo de 40 euros por persona; además, señalan que se esperarán 20 minutos desde la hora fijada y, una vez pasado este tiempo, constará como no presentado.

Para el restaurante con estrella Michelin situado en la Sede del Celta, en Príncipe, también es necesario dejar un número de tarjeta de la que, en caso de cancelar a 24 horas de la cita o de no presentarse, se cobrará una penalización de 55 euros por comensal. Fuera de Vigo, otros restaurantes con estrella Michelin, como Casa Solla, la penalización es de 70 euros por persona en caso de no presentarse y de 35 euros por comensal en caso de cancelarse la reserva sin justificación con menos de dos horas de antelación.

Otros, como La Mestiza, en la Plaza de Compostela, han llevado la penalización a las comidas o cenas de grupo con menús cerrados; en caso de cancelación total menos de 24 horas antes o de la no asistencia de un comensal provocará que se cobre el 30% del precio por persona del menú contratado. En las reservas "normales", añaden, no ha penalización, pero inciden "agradeceremos un montón que nos aviséis con al menos 24 horas de antelación si no vais a venir o si varía el número de comensales".

"Buscar fórmulas" después de Navidad

Cada vez son más los negocios que tratan de guardarse las espaldas ante la pérdida que supone una mesa sin ocupar y con la que se contaba para la facturación. En el caso de Valdevez, reconoce su dueño que en Navidades no tiene pensado tomar ninguna medida, pero que después de las fiestas y tras cerrar 15 días para que sus trabajadores se tomen unas vacaciones, se plantea "buscar fórmulas"; por ejemplo, adquirir un teléfono de empresa para que se hagan depósitos a través de Bizum a modo de fianza.

El problema, señala Manuel, es que este tipo de medidas empeora el servicio y complica la gestión, por lo que se plantea un sistema "híbrido". "A los clientes habituales o a los que conozco y que incluso me llaman a mí directamente, no puedo decirles 'dame tu número de tarjeta o págame una cantidad', somos un negocio pequeño y el trato con el cliente es imprescindible", justifica.

Por el momento, seguirá imperando el statu quo, pero la voz alzada ha quedado grabada en su red social en una publicación que acumula más de 700 'me gusta' y 85 comentarios de apoyo. "Decirte que actitudes así dañan muchísimo a una empresa pequeña de la que viven 9 familias y la forman un equipo humano sobresaliente. Respetad el trabajo de la gente, por favor. Un saludo".

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