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Miguel San Claudio, arqueólogo gallego: "un pecio es como una cápsula del tiempo"

Especializado en arqueología subacuática, San Claudio ha trabajado en numerosas campañas arqueológicas, marítimas y terrestres, tanto dentro como fuera de Galicia; así como también en la investigación y divulgación del patrimonio sumergido español
Intervención subacuática de Miguel San Claudio.
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Intervención subacuática de Miguel San Claudio.
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Miguel San Claudio Santa Cruz (A Coruña, 1964) es doctor en arqueología submarina, una disciplina encargada del estudio de los yacimientos y recursos arqueológicos que se encuentran bajo el agua, así como de la historia asociada a los mismos. Su dilatada experiencia profesional le vincula con un centenar de proyectos e intervenciones subacuáticas ― también terrestres― en lugares como Valencia, Andalucía, Murcia o Galicia. Fundador de Archeonauta, trabajó asimismo en los museos Nacional de Arqueología Subacuática, en el Arqueológico de A Coruña y el Provincial de Ourense; y actualmente forma parte del equipo de arqueólogos de la Xunta de Galicia.

Más que con el pan, Miguel San Claudio nació con el océano bajo el brazo. Su relación con el mundo marino no es de extrañar, ya que pertenece a una familia de pioneros submarinistas, dedicados también al desguace y salvamento de barcos. "En casa nos criamos siempre vinculados al mar", reconoce. "He estado practicando (buceo) desde que tenía 11 años, después mi afición por la historia… En fin, toda una serie de coincidencias que me llevaron hacia el mundo de la arqueología subacuática", continúa relatando el coruñés. 

Las aguas de las costas gallegas atesoran una riqueza arqueológica inexorable. Durante siglos, las diferentes líneas de la historia (de Galicia y otros puntos de Europa) han ido dejando su rastro en forma de naufragios, desde la época romana a las centurias más próximas. Cada uno de estos hundimientos representa una instantánea sumamente precisa del momento en el que se fueron a pique. "Un pecio ―resto de una nave que ha naufragado o porción de lo que ella contiene―es como una cápsula del tiempo", asegura el arqueólogo. Y en ese sentido, la labor de San Claudio consiste en rescatar del fondo marino todas esas piezas capaces de hacer emerger el pasado, también con el ánimo de proteger y preservar dicho patrimonio.

Los entresijos de la arqueología subacuática

Embarcación para inmersión de buceo. Foto: Cedida

A la hora de hablar de arqueología, al menos en el marco de la "praxis científica", no existen diferencias entre la disciplina terrestre y subacuática. No así en el ámbito técnico, tal y como confirma Miguel San Claudio. La arqueología submarina emplea una serie de métodos específicos y adaptados al medio para poder llevar a cabo la recopilación e investigación del patrimonio sumergido de mares, puertos, ríos y demás entornos húmedos. De hecho, este tipo de medios afectan de manera directa sobre los yacimientos, provocando una serie de efectos químicos y biológicos distintos a los de la superficie que inciden en su conservación, deterioro o futura recuperación.

"Si hay tres palabras que definen la praxis arqueológica es: registro, registro y registro", recalca Miguel. La prospección, excavación y preservación son fases importantes de estos procesos subacuáticos, para los cuales se aplican diversos conocimientos y ciencias. Historia, física, química, antropología cultural, dendrocronología (sirve para datar la madera), arqueobotánica o geología, son sólo algunas de ellas. Además, los restos de estos yacimientos son muy frágiles y sensibles a las intrusiones, por lo que es importante registrar con suma precisión, de la mano de profesionales especializados, la información de estos pecios y demás vestigios. Información por otra parte de gran interés en el ámbito científico, pues estos barcos naufragados arrojan infinidad de datos que permiten conocer en profundidad aspectos como las relaciones comerciales entre puertos, el día a día de los marineros o la tecnología empleada para construir barcos e incluso hacerlos navegar en sus diferentes épocas.

Intervención subacuática. Foto: Cedida

En ese sentido, más allá de los factores naturales o la actividad humana relacionada con obras públicas, el expolio es otra de las grandes amenazas a las que se enfrenta el patrimonio cultural sumergido en nuestras costas. Uno de los casos de saqueo más conocidos en Galicia, si bien no el único, es el del vapor inglés "Douro", en aguas de Laxe en el año 1995. En relación a ello, sobre el eterno debate que existe en cuanto a recuperar o mantener los restos bajo el agua, San Claudio se muestra rotundo: "la extracción es necesaria cuando un yacimiento corre peligro, ya no sólo por el lugar en el que se encuentra sino también por la posible actuación de expoliadores (...) pero siempre con un criterio de protección de ese patrimonio". El arqueólogo coruñés matiza que en aquellos casos en los que no se puede garantizar su conservación "la mejor opción es dejarlo donde está".

El patrimonio sumergido de Galicia

Conjunto de bolaños del galeón de Ribadeo. Foto: Cedida

Desde las Rías Baixas hasta la Costa da Morte, el litoral gallego al completo, formado por más de 1.700 kilómetros, esconde bajo sus aguas un ingente y plural regristo arqueológico, considerado uno de los más importantes del occidente europeo. "Hay que pensar que Galicia está frente a la ruta de tráfico marítimo más importante que ha conocido la humanidad en los últimos años", avanza San Claudio. Por su situación geoestratégica ―sumado a la bravura de sus mares, "no siempre amables", como acierta a señalar Miguel―, las costas gallegas han sido testigo de un elevado e incalculable número de naufragios.

"No sabemos, ni nunca podremos llegar a saber con certeza, el número de barcos hundidos que hay. Simplemento podemos hacer estimaciones", aclara el experto. "Conocemos a lo mejor, con cierta exactitud, los que se han producido en los últimos 150 o 200 años... Aún así, no son todos y superan el millar y medio", agrega. Si bien es cierto que muchos de estos pecios se podrían situar en zonas como la Costa da Morte (de gran densidad de navegación y condiciones más adversas), San Claudio asegura que por lo general toda Galicia acumula una gran riqueza arqueológica, por ejemplo en el caso de los puertos históricos como pueden ser el de Ribadeo o Baiona. "Los estudios en los puertos son una tarea muy interesante, nos aparece una información diacrónica. Es decir, la historia a lo largo del tiempo del puerto en el que estés trabajando", explica. 

Miguel San Claudio, de frente a la izquierda. Foto: Cedida

De hecho, entre los grandes hallazgos de Galicia, el arqueólogo coruñés señala al galeón de Ribadeo, naufragado en 1597, como uno de los más importantes. "A mediados de junio probablemente retomemos la excavación del galeón de Ribadeo", adelanta el experto. Esta singular embarcación de 1.200 toneladas y 34 metros de eslora, está datada en el siglo XVI y ha sido identificada como el San Giacomo di Galizia. También, los "galeones de la Armada de Martín de Padilla, de 1596, hundidos alrededor del Cabo Finisterre", forman parte del excelso patrimonio sumergido de Galicia. Y como elementos únicos, San Claudio señala varias piezas de origen romano encontradas en el puerto de A Coruña.

Con todo, la riqueza arqueológica por rescatar bajo las aguas gallegas es inmensa. "Gran parte no lo conocemos por cuanto no ha habido excesivas oportunidades para estudiarlo", reconoce el arqueólogo coruñés. "Lamentablemente, en la actualidad, no existe en Galicia ―a diferencia de otras comunidades autónomas― un organismo como tal dedicado al estudio, la conservación o la promoción de la arqueología subacuática", añade.

Restauración de cañones de bronce procedentes de naufragios en Galicia. Foto: Xunta de Galicia

Miguel San Claudio por su parte continúa inmerso en un largo listado de labores que reclama su disciplina, y entre los proyectos que encara en la actualidad, destacan las intervenciones en la bahía de Palma de Mallorca, "trabajando en el pecio de El Sec, un barco del siglo IV a.C". También tiene en marcha "la restauración de unas piezas de artillería en el Museo del Mar, en Vigo", así como un par de libros en redacción y algún artículo científico que contribuyen a la divulgación de este valioso patrimonio.

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