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Once rincones mágicos que visitar en Pontevedra y sus alrededores

Pontevedra y su comarca ofrecen al visitante impresionantes edificios, naturaleza casi virginal y miradores espectaculares desde los que contemplar el mar
Burato do Inferno (Ons)
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Burato do Inferno (Ons)

La naturaleza y la arquitectura se fusionan en la ría de Pontevedra para crear un espacio único y lleno de rincones mágicos. El casco histórico de la ciudad, sin ir más lejos, es uno de los más bonitos de Galicia y la comarca de Pontevedra esconde infinidad de tesoros arquitectónicos que cuentan la historia de sus habitantes desde hace siglos.

Los parajes naturales, además, son regalos para los cinco sentidos: miradores, grandes bosques, ríos y playas hacen las delicias de los más aventureros. ¿Quieres descubrir algunos de los rincones más extraordinarios de la zona?

Convento de San Francisco (Pontevedra)

En el centro de Pontevedra se encuentra una de las joyas arquitectónicas más visitadas de la ciudad. De estilo gótico tardío, esta impresionante construcción destaca por su sobriedad y sus preciosas vidrieras, que iluminan el interior con cientos de colores en los días de sol.

Fachada principal del Convento de San Francisco (Pontevedra)

Se dice que fue fundado por San Francisco de Asís cuando hacía el Camino Portugués hasta Santiago y se construyó con donaciones de los nobles de la zona en el siglo XIV. En su interior se puede visitar la tumba de Paio Gómez Chariño, trovador y almirante del mar, uno de los benefactores del convento durante su construcción.

Pazo de Lourizán (Pontevedra)

La antigua casa de veraneo de Eugenio Montero Ríos es uno de los pazos más bonitos del entorno de la ciudad de Pontevedra. En la parroquia de Lourizán se erige este edificio modernista, actualmente abandonado, al que se accede a través de una larga escalinata flanqueada por estatuas de mármol blanco. Construido por Jenaro de la Fuente, representa el estilo de principios del siglo XX a la perfección y es el lugar idóneo para perderse entre ensoñaciones.

Pazo de Lourizán (Pontevedra)

Resulta el escenario perfecto para cuentos e historias fantásticas gracias a sus largos pasillos "de cristal" por los que se filtra la luz del atardecer en primavera. Forma parte de la ruta de la camelia gracias a la proliferación de esta flor de forma casi salvaje en los jardines del pazo, que alfombra de rosa los caminos cada mes de febrero.

Mosteiro de San Xoán de Poio

El monasterio de Poio data del siglo XVII y su iglesia abacial es una espléndida mezcla entre el renacentismo y el barroco. Un paseo por las inmediaciones aclarará por qué fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1970, es un edificio impresionante por sus dimensiones y por la riqueza de cualquiera de sus rincones.

Mosteiro de San Xoán Poio (Poio)

Cuenta con dos claustros, uno renacentista con una fuente barroca en el centro y bóveda de crucería, el claustro de Los Naranjos; y otro totalmente barroco, con un enorme mosaico que representa el Camino Francés de Santiago, el claustro de las Procesiones. En sus jardines se encuentra el hórreo más grande en superficie del mundo, de 123 metros cuadrados.

Castillo de Soutomaior

Los camelios en flor y la perfecta conservación de este castillo medieval nos transporta a otro tiempo y convierte este en uno de los rincones más mágicos de la comarca. De paseo por sus jardines podremos disfrutar de cientos de especies diferentes de esta flor autóctona, con sus colores y olores que harán sentir que ha llegado la primavera en febrero.

Castillo de Soutomaior (Soutomaior)

También se puede visitar el interior del castillo y viajar en el tiempo a través de sus estancias, de las historias que cuentan sus paredes y de las impresionantes vistas desde sus torres.

Combarro (Poio)

Esta pequeña parroquia de Poio es una de las favoritas de la zona para turistas en verano y locales durante todo el año. Su mayor atractivo son los hórreos sobre la playa, por donde se puede pasear tranquilamente si la marea lo permite.

Hórreos en Combarro (Poio)

También su precioso centro peatonal y empedrado, repleto de casas de piedra y cruceiros es único, y totalmente imprescindible cuando llega la primavera y sobre los balcones empiezan a florecer los geranios de todos los colores.

Montaña Máxica (Cercedo)

El Monte Cando en Cercedo ha sido rebautizado por sus visitantes como la "Montaña Máxica". Este sobrenombre se debe a una construcción megalítica única en Europa llamada Portalén: la puerta del más allá. Un dolmen que parece estar situado donde confluyen todas las fuerzas del universo, llamado Marco do Vento, completa la leyenda de esta particular montaña.

La leyenda cuenta que uno se puede comunicar con los muertos si atraviesa la puerta, de norte a sur, pero con cuidado de volver a salir para regresar al mundo de los vivos.

Miraror de las tres rías

Con comunicación directa con el inframundo o no, lo que también hace mágica a esta montaña es su espectacular mirador, desde el que se contemplan la Ría de Vigo (en días muy despejados), la de Pontevedra y la de Arousa.

Cabo Udra (Bueu)

Si lo que buscamos son impresionantes vistas, senderos naturales y playas escondidas este es nuestro destino ideal. Rodeado de agrestes acantilados, este cabo entre la ría de Aldán y la de Pontevedra es el escenario perfecto para divisar las islas Cíes y Ons al mismo tiempo.

Cabo Udra (Bueu)

A lo largo del cabo hay bastantes senderos, algunos más transitados y otros más salvajes, y casi todos ellos permiten en algún punto bajar hasta alguna playa. Lo mejor es, sin duda, asomarse al mar desde la punta más occidental para poder ver todas las Islas Atlánticas a la vez en una espectacular panorámica.

Burato do Inferno (Ons)

Toda la isla de Ons es mágica, desde que se desembarca en la pequeña zona poblada hasta que se recorren todos sus caminos agrestes para conocer la zona menos visitada de la isla. No obstante, el lugar más fascinante de la isla es este acantilado natural, una grieta de más de 80 metros que permite ver el mar desde uno de los puntos más altos de Ons.

Mirador del Burato do Inferno (Ons)

La leyenda cuenta que en los días de temporal se pueden oír las almas que se llevó el demo (el diablo), sonidos que durante años aterrorizaron a los habitantes de la isla y los marineros que se acercaban a ella. El sonido no es más que el efecto de la fuerza del mar sobre la roca, que cuando bate durante un temporal emite ruidos similares a gritos humanos.

Parque Arqueológico de Arte Rupestre (Campo Lameiro)

A solo dieciséis kilómetros de la ciudad de Pontevedra encontramos este curioso Parque Arqueológico en el que viajar a la Prehistoria a través de los cinco sentidos. Algunos de los petroglifos más bellos de Galicia se encuentran aquí, rodeados de un hermoso paisaje natural.

Un paseo de algo más de tres kilómetros guiará a los visitantes en su recorrido por estos singulares grabados en piedra, para acabar en la reconstrucción de un pequeño poblado que muestra cómo vivían hace 4.000 años los habitantes de la zona.

Cascadas del río Barosa (Barro)

Impresionantes cascadas de hasta 30 metros de desnivel se concentran en estos dos kilómetros de sendero dentro del municipio de Barro. Diecisiete molinos fluviales perfectamente conservados bordean este tramo del río Barosa, que discurre con fuerza.

Cascada del río Barosa a la altura de Barro

El Parque de Naturaleza del Río Barosa es una parada del Camino Portugués de Santiago justo antes de entrar en Caldas. En este entorno mágico, rodeado de enormes árboles, se puede contemplar y escuchar la fuerza del agua.

Bosque de Secuoyas (Poio)

Conocido como el bosque de secuoyas más grande de Europa, esta inmensa arboleda fue creada en 1992 por un grupo de estudiantes estadounidenses con el fin de crear 'El Bosque de Colón'. Nació como un homenaje al quinto aniversario del descubrimiento de América, por lo que fue un regalo del gobierno estadounidense al pueblo de Poio.

El regalo del presidente, por aquel entonces George Bush padre, ha conformado un parque con 500 ejemplares de este árbol de origen americano para "demostrar la hermandad entre el Viejo y el Nuevo Mundo". Estos majestuosos ejemplares, conocidos como secuoya californiana, pueden superar los 100 metros de altura, aunque los ejemplares de Poio todavía son muy jóvenes y no han alcanzado todo su potencial.

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