Mariscadoras en Cambados.
El marisqueo en O Grove (Pontevedra), en peligro: "Si esto no mejora, no va a haber futuro para nadie"
Este viernes se manifestarán en Santiago de Compostela para reclamar a la Xunta de Galicia medidas para combatir la bajada de producción de bivalvos
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Durante todo el año, cientos de mariscadoras se levantan a primera hora de la mañana en busca de las mejores almejas y berberechos en O Grove (Pontevedra). El marisqueo es parte de la identidad de la zona, pero una bajada de producción motivada por el cambio climático está poniendo en peligro este tradicional oficio.
"En este último año hubo una bajada de un millón de euros de producción", explica María Fontán, mariscadora perteneciente a la Confraría San Martiño de O Grove.
Esta cifra que menciona María se refiere a los ingresos totales que supone de media el marisqueo en esta localidad pontevedresa. Pero el impacto es mayor si se analiza cada caso particular.
Según esta mariscadora de 34 años, ella y sus compañeras han llegado a ingresar cerca de 2.000 euros durante los meses con más demanda: Navidad o verano. En cambio, ahora reciben como máximo 800 euros, que antes era el sueldo de un mes malo.
"El marisqueo era nuestra actividad principal, aunque de un tiempo para acá, no sé si es ya la secundaria porque no estamos ganando", se lamenta María, que compagina su oficio en el mar con trabajos relacionados con el turismo en verano.
Por esta razón, al menos cien mariscadoras de la Confraría de O Grove se manifestarán este viernes por la mañana en Santiago de Compostela para reclamar soluciones a la Consellería do Mar.
Un 30% menos marisco en un año
El cambio climático está impactando gravemente en las rías gallegas. Las lluvias torrenciales y la subida de la temperatura del agua están provocando altas mortalidades y tamaños inferiores en los bivalvos que capturan las mariscadoras a pie.
Datos de Pesca de Galicia muestran cómo la producción de bivalvos en O Grove se redujo un 30% del 2023 al 2024. Mientras que el primer año llegaron a capturar 253.543,06 kilos de bivalvos, durante el segundo recolectaron 176.003,24.
María explica que esta tendencia a la baja es una realidad desde las fuertes lluvias de octubre de 2022. Hubo localidades más afectadas que O Grove, como Noia o Carril, ese año, pero el impacto de aquel evento climatológico aún tiene impacto en su zona.
La mortalidad debida a la reducción de la salinidad de la Ría de Arousa, en este caso, no fue tan alta en la localidad pontevedresa. Ahora bien, ellas faenan cada mes del año y estos bivalvos no tuvieron tiempo para criar y crecer de tamaño.
De hecho, María asegura que desde hace un tiempo tan solo capturan almejas de categoría 3, es decir, las más pequeñas y por las que se paga menos. Cabe recordar que las mariscadoras necesitan un permiso para trabajar y que, si no realizan ventas habitualmente, les retiran la autorización, viéndose así muchas veces "obligadas" a ir al mar pese a no haber marisco.
Sin solución por parte de la Xunta
Las consecuencias de las lluvias torrenciales y las riadas obligaron a muchas mariscadoras de Galicia quedar en casa sin mariscar. Uno de los casos más extremos es el de Noia (A Coruña), que durante la campaña 2023-2024 tan sólo llegaran a meterse en el agua 10 días.
Esta situación obligó a la Xunta a tomar medidas, permitiendo a las trabajadoras recibir tanto una serie de ayudas, como el paro debido al cese de la actividad. En O Grove no tuvieron esta suerte, ya que ni pararon ni el ente autonómico considera tan grave la situación.
Así lo explica María, que asegura que tuvieron varias reuniones con la Consellería do Mar, que no les dio ninguna alternativa. "Aunque los informes de los biólogos sean desfavorables, no son lo suficientemente desfavorables para ellos", afirma.
"O que no haya nada o que nos pase una catástrofe, ese es el baremo", añade la mariscadora, que incide en que "lo único" que demandan es "un sueldo digno para vivir" porque "con 500 euros, pagando 260 de autónomos no da".
"Parece que sobramos"
"Antes aún compensaban los meses malos con los buenos, pero ahora son todos malos", recalca María, que no ve futuro a este oficio tan relacionado con la identidad de las Rías Baixas: "A mí me gustaría jubilarme en el mar pero cada vez lo veo más complicado. Si esto no mejora, no va a haber futuro para nadie", asegura.
De hecho, ya hay compañeras que han dejado de ir al mar para dedicarse a algún oficio en tierra que le aporte un salario más regular. Según datos del IGE, el número de licencias para el marisqueo a pie en O Grove se redujo de 331 a 293 del 2023 al 2024.
"Parece que sobramos", asegura la mariscadora, que considera que la Xunta y otros organismos quieren dedicar el agua de las rías para otros usos. Aun así, María pretende seguir mariscando. "Trabajar en el mar engancha, es muy gratificante y te aporta libertad", afirma la joven, que comenzó a ir al mar con apenas 23 años tras saltar de trabajo temporal a temporal.