Qué nivel tiene Diego Ventura. ¿Es el mejor rejoneador de la historia? Sí. De caballos sólo sé que a la Tormenta no se le puede poner nerviosa. Por eso fue tremendo lo de Ventura: porque lo vi hasta yo. Qué nivel. Las tres faenas fueron muy buenas. Casi mejor cuando salió relajado, capaz de hacer lo que lleva en la cabeza. Eso se nota. Y ocurrió en Las Ventas: rey de los rejoneadores. 16 Puertas Grandes en la primera plaza del mundo.

Diego Ventura con el rabo Plaza 1

El rabo llegó con una faena en la que lo hizo todo él. Desde Palomo, hace 46 años, no se cortaba un rabo en Madrid y ningún rejoneador lo había conseguido antes. No, Pablo Hermoso tampoco. Escribo como si asistiera a una fiesta extraña que apenas entiendo. Biemplantao, de Los Espartales, pasará a la historia como el toro que se fue sin ningún apéndice casi cinco décadas después. Pesó 550 kilos, fue lidiado en tercer lugar con el número 36. Para que conste en algún sitio.

Lo recibió Ventura a porta gayola. La mitad de la plaza se levantó a curiosearla. El impulso del pueblo es incontenible. El toro siguió la garrocha con una pausa. Ver a Diego Ventura cruzar el ruedo con el palo al hombro en el centro de Madrid me recordó a las llanuras de Buenavista, a un verano tragando el polvo de Novillero. A Biemplantao le faltaba un poquito de celo. Con dos quiebros encauzó la función Ventura. Qué cerca pasó el primero. La ejecución de las banderillas quedó maquillada por la capacidad de Fino.

Ventura no dio un respiro. Atacaba continuamente hasta que despertó a la bestia con Dólar. Le quitó la cabezada y palpitaba la historia cuando pasó dos veces en falso. Sabía lo que se hacía el sevillano, dueño del espacio y la escena. El par a dos a manos fue antológico. El silencio previo al encuentro crepitaba. El rejonazo fulminó al toro y hasta el puntillazo fue perfecto. El presidente concedió el tercer trofeo con las mulillas andando. Ventura se abrazaba a su gente emocionado. La vuelta al ruedo tuvo la tranquilidad de haber cruzado la meta. Ahora empieza otra vuelta, doblando al resto.

Al segundo ya le había cortado las dos orejas. Tenía escrito que se le empezaban a quedar cortas. Me pareció poca cosa este Marqués. Tener en cuenta las hechuras sin puntas es lo último que le queda a este espectáculo. Ventura templó a dos pistas al toro recorriendo el ruedo sin soltar la embestida. Marqués tenía ritmo para gustarse. Muchos estaban en pie antes de que clavara. Cuando lo hizo, el éxtasis recorrió los tendidos, había gente abrazada, celebrando un gol. El sombrero voló como un frisbee en el Retiro.

Nazarí formó un lío sosteniendo el trote del toro en la barriga, girando o galopando de lado. Con Importante se lo pasó por donde quiso. La elasticidad del caballo, parece una serpiente con ese cuello de goma. Remate es otro caballazo. Las cortas culminaron la faena, con todos los palos en el mismo sitio. Parecía un punto de encuentro después de un terremoto. El rejonazo tumbó al toro. Ventura lo sabía: lo había bordado.

Al toro postrabo lo toreó sobre los brazos de la gente, relajado y soltando chispas del sombrero. Echó al caballo Lío sobre la hoguera con dos quiebros milimétricos. Salieron indemnes los dos. La plaza gritaba torero, torero. Ventura se bajó del caballo. La gente estaba rendida. Lío entró vitoreado en las cuadras. El rejón de castigo lo clavó directamente a la salida de chiqueros. La intensidad estiraba la atmósfera. Pinchó al toro. Eso le dio la oportunidad de descabellar: el cambio de mano borró los fantasmas de la espada. ¡Torea despacio! Y dos molinetes torerisímos cuadraron al toro para el descabello. Acertó a la primera sin tiempo para dudar. El toro cayó a sus pies y a la plaza comenzaron a llegar ambulancias directas desde la clínica López-Ibor. Cortó una sola oreja. Era lo de menos. Si lo mata le hubieran arrancado el oso y el madroño. Genial Diego Ventura. ¿Cuánto tardará en repetirse algo así?

Andy Cartagena rejoneó en su lío, con mucha doma circense —como piropo— y de cara a la galería. Sus caballos hacen auténticas virguerías. La oreja al primero fue con puros artefactos, quemando recursos muy pronto. La del quinto, por la actitud. Abusa de Pintas. El rabo de Ventura colgaba a esa hora sobre todo el escalafón. Mal día para abrir la décima Puerta Grande.

FICHA DEL FESTEJO



Monumental de las Ventas. Sábado, 9 de junio de 2018. Trigésimo tercera de feria. Lleno. Toros de rejones de Los Espartales, 1º se dejó, bueno el 2º, rajado el 3º, sin celo el 4º, 5º arreaba y bueno el 6º.

Andy Cartagena. Pinchazo y rejonazo arriba (oreja). En el tercero, rejonazo caído (palmas). En el quinto, rejonazo trasero.

Diego Ventura. Rejonazo algo trasero (dos orejas). En el cuarto, gran rejón (dos orejas y rabo). En el sexto, pinchazo, rejón trasero y un descabello (oreja).