La luz amaneció en Sepúlveda a la mañana siguiente con claridad de resignación. El gentío ocupó esta vez la parte alta del pueblo, la zona esculpida en piedra y monte, entre callejas y plazas, rejas y el color ocre del lugar. El silencio sí se mantuvo: el grito callado del toreo como respuesta al insulto.Al otro lado hace demasiado frío, mala educación que quema. Aquí es siempre verano, incluso en la tragedia.

El féretro llegó a la iglesia de San Bartolomé. A la misa funeral acudieron todos. José Tomás, Enrique Ponce, El Juli, Perera, Manzanares, Cayetano. Curro Vázquez, Jaime Ostos, El Fundi, Víctor Puerto y Pepín Liria, David Galván y Paco Ureña, entre otros profesionales. Las 11 en punto en Sepúlveda como las cinco lorquianas. Teruel queda ya muy atrás.

El recogimiento elevaba al féretro sobre los hombros de los compañeros. La última vuelta, el último paseo de Víctor Barrio a Sepúlveda. Una despedida sin coleta. También acudieron al funeral Juan Vicente Herrera, presidente de la Junta de Castilla y León, Silvia Clemente, la vicepresidenta de las Cortes o la teniente alcalde Teruel, Rosa Valdeón.

Mientras, la Fundación del Toro de Lidia ha anunciado medidas legales. Mañana hay ya programada una rueda de prensa, a la que acudirán algunos toreros. La civilización tiene otras formas.

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