La primera tarde de la Feria de San Isidro tuvo todo lo que hace incómoda a Madrid: las rachas de viento, el frío y el cielo gris, amenazante, con fases de llovizna, acompañaron el estreno de la feria más esperada del año. Húmedo pistoletazo a 31 días de toros. Había ambiente de primera cita y el rumor de los abarrotados pasillos se convirtió en runrún en los tendidos, la única música que acompaña en Las Ventas cada faena. La plaza, a pesar de todo, mostró un buen aspecto con pocos y concretos claros de piedra a la altura del '5' y el '2'. Rappel se abrigaba en la barrera del '1'. Falló el adivino con la cita.

Y salió el toro. El segundo era tan bonito, redondo, como desagradable embistiendo. Imposible que lo cantaran esas hechuras. Daniel Luque lo cató a la primera. Desplegado el capote, 'Pandereto' se frenó y tiró para dentro como un rayo, manos y pechos por delante, librando por milímetros el matador de Gerena el arreón. Con el transcurso de la lidia mostró que aquello no era cosa de lo especial del encaste en la salida. Dentro llevaba una embestida sin definir, un regate en el primer muletazo. Ahí estuvo la clave de la faena.

Luque aguantó el vaivén de la primera arrancada y con firmeza apostó al segundo embite en una labor basada en el lado derecho. El toro la tomaba sin definirse, unas veces regular y otras peor. Había que tirar de él y consiguió el sevillano asentado en los talones armar dos tandas que encendieron la chispa. Un desafortunado pisotón a las telas deshizo lo anterior y hubo que empezar de nuevo, justo cuando la faena cogía algo de cuerpo. La siguiente tanda tomó el camino dejado con el bicho pensando ya en el campo. Buena imagen de Luque.

Lo tuvo Miguel Abellán en el cuarto. Hasta la muleta llegó el toro suelto, haciendo lo que quería y sin nadie que lo sostuviera en sus idas y venidas. Y de repente el ole. Abellán corrió la mano derecha despacio, encadenando los muletazos con el toro sin emplearse ni molestar, a su altura, noble. Hubo ritmo y algún derechazo de calidad hasta la tercera tanda.

La gente había entrado. Empezaba a llover. Lo rozaba Abellán con las yemas cuando se aceleró y el toro cambió. O el toro cambió y Abellán optó por la rapidez. Hasta entonces había intentado venderlo bien exagerando un poco las formas. En uno de los tiempos muertos alguien gritó "¡Viva El Pana!" y respondió toda la plaza. Acortó la distancia el madrileño y la faena se perdió, disolviéndose hasta la ovación amarrada con una buena ejecución de la suerte suprema.

Jiménez Fortes da un pase de muleta durante el primer festejo de San Isidro Juan Carlos Hidalgo EFE

Después, el saldo. El desecho de Valdefresno rompiendo el mito del toro de Madrid y dejando en evidencia al equipo de veedores. La primera en la frente. El tercero fue directamente chico y el quinto agalgado, zancudo. Imposible que embistiera. A Luque le tocó ese, el asqueroso, que brindó. Después de intentarlo, lo enredó sin noción del tiempo en el tercio con pases de todos los colores y hasta intentó luquecinas con la mano derecha, las clásicas sobraron con el toro ondeando la bandera blanca.

Abellán se estiró con una larga cambiada para saludar al serio primero y lo empujó a los medios con tres o cuatro verónicas rodilla en tierra. El toro se derrumbó en la primera mano baja que se encontró en la muleta. Un lío de banderillas y carnes rodó por el suelo. El trote alegre no llevaba nada. Algún derechazo sí hubo. Cerró Abellán por manoletinas como en su segundo turno. El primero de los feos fue para Fortes. La última vez que se le vio en esta plaza, la feria pasada, iba camino de la enfermería tras sentir el frío del pitón hurgándole el cuello y algo más.

Dejó entonces una sensación de torero más maduro, de orden en la trastienda. El público lo reconfortó con una ovación que recogió solo cuando rompió el paseíllo. Fortes devolvió el cariño brindando el toro de su vuelta, una cosita comparado con los dos primeros. La lidia no ayudó a sostener la condición del bichejo y el malagueño se encontró en la muleta un ejemplar rajado, mirón y que no se empleó nunca.

Dos veces fue por dentro sin inmutarse el matador. Una vuelta descafeinada. El sexto tampoco ayudó. Tuvo una expresión algo más seria que el anterior pero dentro de una estructura de miniatura. En la lidia encontró camino libre. No se sujetó tampoco en la muleta. Fortes porfió sin lucimiento y se atascó con la espada. Ya quedan treinta.

Valdefresno/ Miguel Abellán, Daniel Luque y Fortes

Monumental de las Ventas. Viernes, 6 de mayo de 2015. Primera de feria. Tres cuartos de entrada. Toros de Valdefresno, en el límite de fuerzas el 1º, un desagradable 2º, se dejó el 4º, un anovillado 5º, desentendido el 6º y rajado el 3º de Hnos. Fraile Mazas.

Miguel Abellán, de púrpura y plata. Estocada algo atravesada y trasera (silencio). En el cuarto, espadazo contrario. Aviso (saludos).

Daniel Luque, de azul noche y oro. Media estocada caída (palmas). En el quinto, estocada trasera. Aviso (palmas). Fortes, de tabaco y oro. Pinchazo y media estocada trasera y tendida. Aviso (silencio). En el sexto, dos pinchazos y espadazo arriba. Aviso (silencio).

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