Procopio es un nombre masculino de origen griego, que quiere decir 'el que progresa'. Actualmente, en España, solo quedan 66 hombres que celebran hoy su santo por tener este nombre, y con una media de edad de 69,5 años.
San Procopio nació y vivió durante el siglo IV. Era un varón dotado de la gracia divina, ya que desde niño se mantuvo en castidad y había practicado todas las virtudes. Lo que se conoce sobre la historia de Procopio es que vivía a base de pan y agua, así como que solo comía cada dos o tres días; incluso, a veces, prolongaba su ayuno hasta una semana entera.
La meditación de la palabra divina absorbía su atención día y noche, sin la menor fatiga. Únicamente estudiaba la palabra de Dios y apenas tenía algún conocimiento de las ciencias profanas. Nació en Aelia (Jerusalén), pero residía en Escitópolis (Betsán), donde desempeñaba tres cargos eclesiásticos; además, conocía el lenguaje árabe, y arrojaba los malos espíritus mediante la imposición de las manos.
Tras ser enviado a Cesárea, en Jerusalén, junto a sus compañeros de Escitópolis, fue arrestado. Pronto se encontró ante el juez Flaviano, quien le exhortó a sacrificar a los dioses, pero Procopio proclamó en voz alta la existencia de un único Dios, creador y autor de todas las cosas; respuesta que impresionó al juez.
Se dice que los verdugos le decapitaron, y así pasó Procopio a la vida eterna por el camino más corto al séptimo día del mes de Desius, es decir, el día que los latinos llaman las nonas de julio: el año primero de nuestra persecución. Este fue el martirio que tuvo lugar en Cesárea.
Este y otros santos son celebrados durante el 8 de julio:
Santos monjes abrahamitas
San Colomano de Turingia
San Disibodo de Renania
Santa Gliceria de Heraclea
San Quiliano de Herbipoli
Santa Rufina
San Adriano III papa
San Auspicio de Toul
San Juan Wu Wenyin
San Áquila
Santa Landrada
San Pancracio de Taormina
San Totnano de Turingia
Beato Eugenio III papa
Santa Priscila
Beato Mancio Araki
