Procopio es un nombre masculino de origen griego, que significa 'el que progresa'. Hoy, en España, 76 personas celebran su santo gracias a San Procopio.

Procopio era un varón lleno de la gracia divina, que desde niño se había mantenido en castidad y había practicado todas las virtudes. Vivía a pan y agua; y sólo comía cada dos o tres días; en ciertas ocasiones, prolongaba su ayuno durante una semana entera.

La meditación de la palabra divina absorbía su atención día y noche, sin la menor fatiga. Sólo estudiaba la palabra de Dios y apenas tenía algún conocimiento de las ciencias profanas. Había nacido en Aelia (Jerusalén), pero residía en Escitópolis (Betsán), donde desempeñaba tres cargos eclesiásticos. Leía y podía traducir el sirio, y arrojaba los malos espíritus mediante la imposición de las manos.

Enviado con sus compañeros de Escitópolis a Cesárea, fue arrestado en cuanto cruzó las puertas de la ciudad. Aun antes de haber conocido las cadenas y la prisión, se encontró ante el juez Flaviano, quien le exhortó a sacrificar a los dioses. Pero él proclamó en voz alta que sólo hay un Dios, creador y autor de todas las cosas. Esta respuesta impresionó al juez.

Los verdugos le cortaron la cabeza, y así pasó Procopio a la vida eterna por el camino más corto, al séptimo día del mes de Desius, es decir, el día que los latinos llaman las nonas de julio, el año primero de nuestra persecución. Este fue el martirio que tuvo lugar en Cesárea.

Este y otros santos son celebrados durante el 8 de julio:

Santos monjes abrahamitas

San Adriano III papa

San Áquila

San Auspicio de Toul

San Colomano de Turingia

San Disibodo de Renania

Santa Gliceria de Heraclea

San Juan Wu Wenyin

Santa Landrada

San Pancracio de Taormina

Santa Priscila

San Quiliano de Herbipoli

Santa Rufina

San Totnano de Turingia

Beato Eugenio III papa

Beato Mancio Araki