Publicada
Actualizada

Una escuela americana de Psicología defiende que para ser feliz conviene cambiar de vida cada 10 años o, al menos, dar un volantazo en la actividad profesional. De ser cierta esta conclusión, el periodista David Jiménez (Barcelona, 1971) se habrá sentido plenamente dichoso en las últimas décadas.

La travesía de su cambio con su suerte comenzó hace algo más de 20 años, en 2005. Por estas fechas de agosto el periodista volvía a casa desde Japón tras hacer una extraordinaria cobertura para el diario El Mundo del 60 aniversario del lanzamiento de la bomba de Hiroshima aquel apocalíptico 6 de agosto de 1945. Resultado: 140.000 muertos, unos fundidos al instante a 4.000 grados centígrados y otros por lesiones y cánceres por la explosión atómica. Tres días después de aquello, en un segundo ataque nuclear de Estados Unidos, morirían en Nagasaki otras 80.000 personas.

Exactamente una década más tarde, en 2015, tuvo 'la desgracia' de ser nombrado director de El Mundo y 'la suerte' de ser despedido un año después. Su corta dirección fue un síntoma de la era digital, en la que todo es breve y sucede al instante.

Pero los designios de la suerte y de la desgracia son caprichosos. Sobre el oprobio de ser despedido de manera tan fulgurante, Jiménez forjó su futuro.

Primero cobró su correspondiente indemnización (tras lograr en los tribunales que su despido fuera declarado improcedente), luego armó la de Dios es Cristo con su libro El director (Libros del K.O.) y a continuación, muy pragmático, como es él, convirtió en marca personal su efímero cargo. Se transformó así en el director de sí mismo.

Otros diez años después, en 2025, en su tercera década de felicidad diagnosticada ha dado otro giro a su vida profesional. Tras ser 20 años corresponsal en Asia, director de un periódico, escritor de siete libros, articulista en periódicos como el New York Times y tertuliano en radios y televisiones ha metamorfoseado en un “viejuno” youtuber, de 54 años, con el éxito muy bien encarrilado.

"Viejuno" para tales lides, como él mismo se llama. Este septiembre de 2025 prepara la segunda temporada del Canal de YouTube El Director, con bomba 'cluster' incluida.

La terminología bélica es muy afín al lenguaje periodístico. Cuando se tiene una gran exclusiva, el periodista, ufano, exclama: "Tengo una bomba". O, quizás: "Menudo pisotón vamos a dar" (a la competencia). A lo que un jefe de corte insaciable, replicará: “¿Pero vas a tener más munición?”.

David Jiménez ha estado en guerras de verdad, no de mentirijillas como sucede en las redacciones actuales con compañeros ´selfistas´ (antes llamados egotistas y ombliguistas). Sus ojos han visto todo tipo de atrocidades: decenas de cuerpos destrozados por las armas, miles de ahogados flotando y pudriéndose bajo el sol salitroso tras un tsunami, muertos de hambre con el último gramo de vida por delante…

David Jiménez entrevista al experto en conflictos internacionales Jesus Núñez en la primera temporada de 'El Director'

Tantas penurias y exclusivas y, sin embargo, nunca le habían parado por la calle tras volver de infiernos como Afganistán, ni los hijos mostraron a papá un atisbo de consideración pese a haber sobrevivido a trances como un casi seguro fusilamiento en Timor (1999) o por haberse paseado, libreta en mano, por la zona cero de Fukushima (2011), con un traje antirradiactivo tan seguro como un disfraz de carnaval.

El ejemplo de Jordi Wild 

Su anonimato sin ansiedad se sostuvo en el tiempo hasta que Jordi Wild lo entrevistó por primera vez en 2022 (luego, hubo tres veces más, con más de 18 millones de visualizaciones) en su canal de YouTube. Jordi Wild, de 40 años, es el youtuber de mayor éxito en España. Él mismo ha reconocido que ha llegado a facturar 300.000 o 400.000 euros en un mes.

-¿Y fue entonces cuando se le encendió la lucecita y decidió crear su propio canal de YouTube?

-En parte, sí, pero no solo por esto. Es verdad que algunos chicos empezaron a pararme por la calle. ´David, te hemos visto con Jordi Wild´, me decían. Hasta mis hijos me jalearon por la misma razón. ¡Lo nunca visto! Otros jóvenes me decían: ´si creas tu canal, nos suscribiremos´.

En octubre de 2024, David Jiménez anunció la creación de su propio del canal de YouTube. Y, como no podía ser de otra manera, lo llamó El Director. Éste había sido el título de su libro publicado en 2019 para explicar las luces o, más bien, las sombras de su despido al frente de El Mundo.

La aventura periodística narrada en el libro El director se convirtió en un éxito en ventas y, sorprendentemente, en manual de estudiantes de Periodismo al ver en Jiménez a un solitario defensor de la libertad profesional, en una lucha desigual contra el poder aplastante del dinero en los medios de comunicación.

-¿A no pocos profesionales “viejunos”, como se intitula usted, nos cuesta entender por qué un notable corresponsal de guerra como usted decide hacerse youtuber?

-Los ´legacy media´, los medios tradicionales, parecieron conformarse con un público mayor frente a la revolución de internet. En muchos casos, no se han atrevido de verdad al cambio. Para llegar a los más jóvenes había que dar el salto e informar en los medios que ellos consumen. Hay que estar en YouTube, en Spotify, en Twitch… Eso sí, sin perder el rigor y el código ético de los grandes medios tradicionales. Respecto al cambio del corresponsal de guerra, ya he dicho alguna vez que Afganistán o Corea del Norte son lugares más seguros que el despacho de un gran diario.

El canal de YouTube El Director ha emitido entre octubre de 2024 hasta julio de 2025 veintiún episodios, con entrevistas muy variadas. En su primera temporada ha conseguido 161.000 suscriptores, con cientos de miles de visualizaciones en capítulos como el dedicado al fiscal Stampa, famoso por investigar las actividades ilícitas del comisario Villarejo.

Según datos del propio David Jiménez, el 70% de la audiencia de su canal tiene entre 18 y 44 años. La franja mayor de audiencia corresponde, con un 30%, a jóvenes de entre 25 y 34 años. En mayo de 2026, cuando se cumplan 10 años de su ´afortunada´ destitución como director de El Mundo, el youtuber calcula que llegará a 500.000 suscriptores y tendrá entre tres y cuatro millones de visualizaciones al mes. De ser así, será la suerte total del desgraciado. El canal se convertiría en muy rentable en sentido económico y profesional para el director defenestrado.

-¿En qué consiste ser un buen periodista?

-Antes de nada, ser buen o un mal periodista está por encima de los soportes. En mi opinión, lo importante son los principios. Hay que esforzarse por hacer un periodismo independiente y riguroso. Y no solo esto. Como decía antes, si los profesionales de la información no damos el salto y no estamos en las plataformas que usa la gente joven, dejamos el terreno expedito a los manipuladores y a los fanáticos.

Para no pocos, David Jiménez es un periodista suertudo. Acaso será la suerte pregonada por los clásicos, aquella que siempre acompaña a los audaces.

El corresponsal David Jiménez, en Afganistán en el año 2001.

En sus 20 años como corresponsal en Asia, hizo méritos para ser reconocido como un profesional con gran olfato periodístico (fue el primero en viajar a Bután, en 1999, para contar la historia del único país del mundo sin televisión), así como un informador arriesgado (entró a Corea del Norte, por primera vez, en 2002, luego, en 2010, haciéndose pasar por fabricante de ropa interior).

-No me respondió sobre los atributos que ha de poseer un periodista para ser notable.

-Mire, para ser un buen periodista hay que tener el deseo de conocer la verdad y la determinación de compartirla sin sesgo partidista. Es la esencia del periodismo. Desde el punto de vista pragmático, el periodista, con la oferta masiva de información que hay, debe seleccionar bien lo qué es relevante para los ciudadanos y saber transmitirlo de manera atractiva. Saber manejar el arte de hacer interesante lo importante.

Relevante, no aburrido 

El entrevistado sabe bien que relevante e importante son palabras polisémicas. No significan lo mismo para todos los periodistas.

En el Máster de Periodismo Multimedia con Inteligencia Artificial, promovido por EL ESPAÑOL y por la Universidad Camilo José Cela, que propicia esta conversación y comenzará el próximo 6 de octubre, se insiste machaconamente en el significado práctico de ambos términos en el quehacer de un periodista. Lo relevante no tiene por qué ser serio y aburrido, y lo importante no ha de ser expuesto de manera tediosa. Porque, en tal caso, estaríamos hablando de periodismo 'disuasorio', de antiperiodismo.

-Usted y yo hemos debatido de todo esto en muchas ocasiones, incluso hemos discrepado...



-Efectivamente, necesitamos periodistas que no confundan el rigor con el tedio. Yo creo que todo esto de lo que hablamos es clave en YouTube, donde compites con miles de canales y creadores. Ahí está la oferta variada de mi canal de YouTube en las 21 entregas de la primera temporada. Hemos ofrecido relevancia sin tedio y hemos buscado y entrevistado a gente con talento que tenía cosas que decir.

En la conversación con David Jiménez -quien, de manera excepcional, dará clases sobre el canal propio de YouTube y sobre sus experiencias en la próxima edición del Máster de Periodismo de EL ESPAÑOL- hay un término recurrente: la autenticidad.

Hablar de la autenticidad se ha puesto de moda. Se ha convertido en reclamo y en espectáculo de influencers mundiales, millonarios en fama y en dinero gracias a ser auténticas mentiras caminantes. Paradojas de los tiempos presentes.

El periodista David Jiménez, en Fukushima en el año 2011.

Exhibirse ahora sin maquillaje, como las Kardashian, o confesando los centímetros cúbicos de silicona implantada en los pechos es un signo de pretendida autenticidad.

-¿Por qué es tan importante la autenticidad en el periodismo y concretamente en un canal de YouTube?

- Uno de los secretos para ser seguido es que la audiencia te perciba como una persona con credibilidad, con autenticidad, honesta, con una voz que suene real. Por eso, si es necesario, hay que hacer sacrificios económicos. En mi caso, en el 90% de las veces tengo que rechazar ofertas de marcas que quieren que las publicite en el canal. Yo no me siento cómodo.

Para el ex corresponsal de guerra en la piel de un youtuber la mayor prueba de autenticidad ante sus seguidores sería poder elegir entre tener a Donald Trump en el estudio o entrar en Gaza.

- Sería un gran dilema, ¿no? O Trump o colarse en Gaza…

- Indudablemente sería un gran dilema si pudiera arrancar la segunda temporada, el próximo 3 de septiembre, con una de estas dos exclusivas mundiales… Pero yo lo tengo muy claro. Si pudiera elegir, me iría a Gaza para informar desde allí. Antes incluso que tener como invitado a un personaje incomparable como Trump, del que sobran comentarios... ¿Que por qué? Porque poder entrar en Gaza y contar al mundo el horror de lo que está pasando allí sería más útil para la sociedad y para el periodismo. Así de sencillo.

David Jiménez, con futuro por delante, tiene  preparada una bomba con ramificaciones para arrancar la segunda temporada. Va de periodismo y daría para debates en muchas tertulias. En pocos días se sabrá.

El periodista David Jiménez durante su clase magistral a los alumnos de la primera promoción del Máster de Periodismo de El Español.

Desgraciadamente para los seguidores de El Director, el scoop de la nueva temporada no será ni Trump ni Gaza, ni tampoco un adelanto de la esperada película basada en el libro El director, cuya publicación causó cierta conmoción profesional y social. De hecho, el periodista se convirtió en íncubo para no pocos compañeros en su experiódico.

El rodaje del libro explosivo, cuyo guion ha pasado por varias productoras, va en serio. Si la productora temeraria fuera de nueva creación lo lógico sería que se llamara El Director 3.0 (el tres, por el título del libro, del Canal y de la película). Y si nos atenemos al pronóstico de los psicólogos americanos del principio, este nuevo giro fílmico del periodista sería un éxito. Porque hay 'desgracias' que, efectivamente, sientan bien.

*** Miguel Ángel Mellado, director del Máster de Periodismo de EL ESPAÑOL, fue vicedirector de El Mundo entre 2004 y 2014, en cuyos suplementos y revistas David Jiménez realizó grandes reportajes.