Las claves
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Generado con IA
La inteligencia artificial generativa ya no es una promesa futura, sino una realidad que está transformando el mercado laboral a gran velocidad. Informes recientes alertan de que su impacto será profundo y desigual, con cientos de miles de empleos en riesgo durante la próxima década, especialmente en tareas administrativas y de oficina.
Según distintos estudios, la automatización podría provocar la desaparición de más de 400.000 puestos de trabajo en España a medio plazo. La cifra es elevada y genera inquietud, pero no afecta por igual a todos los sectores ni a todos los perfiles profesionales.
Mientras las empresas se preparan para aumentar su productividad gracias a la IA, muchos trabajadores temen quedarse atrás. La tecnología avanza más rápido que los procesos de adaptación laboral, y eso abre una brecha entre quienes pueden beneficiarse de ella y quienes corren el riesgo de ser sustituidos.
No obstante, los expertos coinciden en que no todo el empleo está amenazado. Un análisis de Randstad estima que cerca de 15 millones de puestos de trabajo no se verán gravemente afectados por la inteligencia artificial, al menos en el corto y medio plazo.
Entre ellos destacan los trabajos ligados a tareas físicas, manuales y presenciales, donde la automatización sigue siendo compleja y costosa. Oficios tradicionales como electricistas, fontaneros, mecánicos o carpinteros aparecen como algunos de los grandes supervivientes de esta revolución tecnológica.
El valor creciente de los oficios manuales
El empresario José Elías, presidente de Audax Renovables y de la cadena de supermercados La Sirena, lleva tiempo advirtiendo de este cambio de paradigma. A su juicio, la inteligencia artificial "se va a cargar el 80% del trabajo de oficina", mientras que los oficios manuales vivirán una revalorización sin precedentes.
Elías sostiene que ya se está produciendo un desequilibrio entre la oferta y la demanda en estos sectores. Cada vez hay menos jóvenes dispuestos a dedicarse a trabajos técnicos, lo que provoca una escasez de profesionales cualificados en muchas zonas de España.
Esta falta de relevo generacional permite que electricistas, fontaneros o instaladores puedan fijar tarifas elevadas. En su newsletter dirigida a empresarios, José Elías asegura que muchos de estos profesionales ya cobran entre 50 y 200 euros la hora, impulsados por una demanda que no deja de crecer.
El problema, según el empresario, no es solo económico, sino también cultural. Durante años, los oficios manuales han sido percibidos como una opción de menor prestigio frente a los trabajos universitarios, algo que ahora empieza a pasar factura al mercado laboral.
Mientras miles de jóvenes se concentran en estudios orientados a empleos administrativos o digitales, la IA avanza precisamente sobre ese terreno. El resultado es una saturación de perfiles fácilmente automatizables y una carencia de profesionales esenciales para el funcionamiento cotidiano de la sociedad.
La inteligencia artificial y el trabajo del futuro
Lejos de ser solo una amenaza, la inteligencia artificial también se presenta como una herramienta de apoyo para muchos sectores. Un informe de The Valley Business & Tech School destaca que la IA puede actuar como un catalizador de la productividad, especialmente en tareas creativas y estratégicas.
En lugar de sustituir completamente a los trabajadores, la tecnología permite analizar datos, simular escenarios y ofrecer soluciones que antes requerían mucho más tiempo. Esto facilita que los profesionales se centren en la toma de decisiones, la creatividad y la resolución de problemas complejos.
Sin embargo, esta complementariedad no se da en todos los casos. Las tareas repetitivas, estructuradas y fácilmente predecibles son las primeras en ser absorbidas por sistemas automatizados, especialmente en áreas como la administración, la contabilidad o la atención básica al cliente.
José Elías insiste en que la clave está en la capacidad de realizar tareas físicas y en la interacción humana. "La IA no puede cambiar una instalación eléctrica ni arreglar una avería de fontanería", resume, subrayando la importancia de revalorizar estos trabajos antes de que la escasez sea crítica.
La conclusión es clara: los empleos que requieran presencia física, adaptación al entorno y contacto directo con personas seguirán siendo imprescindibles, incluso en un mundo dominado por algoritmos.
¿Qué empleos están a salvo de la IA?
A medida que la inteligencia artificial se integra en más ámbitos de la vida cotidiana, aumenta la preocupación por el futuro profesional, especialmente entre los más jóvenes. Elegir una carrera ya no depende solo de la vocación, sino también de su resistencia a la automatización.
Los expertos coinciden en que los trabajos con mayor protección frente a la IA son aquellos que combinan habilidades humanas difíciles de replicar. La inteligencia emocional, la empatía, la improvisación y la capacidad de adaptación siguen siendo territorios donde la tecnología tiene límites claros.
El sector sanitario es uno de los ejemplos más evidentes. Aunque la IA puede ayudar en diagnósticos o gestión de datos, médicos, enfermeros y terapeutas siguen siendo imprescindibles por la complejidad y la dimensión humana de su labor.
La docencia también presenta un bajo riesgo de automatización. La enseñanza va más allá de transmitir información y requiere interacción, motivación y adaptación a contextos cambiantes, algo que los sistemas automatizados no pueden reproducir plenamente.
Las profesiones creativas, como escritores, músicos, artistas o periodistas, también mantienen una ventaja relativa. Aunque la IA puede generar contenidos, la creatividad ligada a la experiencia humana y al contexto social sigue siendo un factor diferencial.
Por último, los servicios de atención personal —peluqueros, entrenadores, cuidadores o profesionales del bienestar— continúan dependiendo del trato directo y la confianza, elementos difíciles de sustituir por máquinas.
En este nuevo escenario, los expertos recomiendan a quienes están decidiendo su futuro profesional que valoren no solo la empleabilidad inmediata, sino también la resiliencia de su sector frente a la inteligencia artificial. La tecnología seguirá avanzando, pero no todos los trabajos desaparecerán al mismo ritmo ni de la misma forma.
