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Las claves

Encontrar personas con ganas de trabajar se ha convertido en uno de los grandes retos para muchos pequeños negocios en España. La falta de personal es una queja habitual, sobre todo en sectores como la hostelería.

Sin embargo, cuando aparece alguien comprometido, suele ser una persona que se implica mucho y que da lo mejor de sí.

Luis, dueño de una heladería, lo ha vivido de primera mano. Aun así, tiene claro que esforzarse no significa trabajar hasta el límite.

Este emprendedor cree que el rendimiento no depende solo de echar muchas horas, sino de cómo se organiza el trabajo. Por eso, tal y como explica en una entrevista con Eric Ponce, tomó una decisión poco común.

"Yo no contrato personas de 40 horas, yo contrato personas de 20 horas, por ejemplo". Una idea sencilla, que pocas empresas aplican, con la que reparten las horas para que nadie acabe agotado y todos puedan rendir mejor.

En la práctica, esto significa ampliar el equipo en lugar de cargar de trabajo a unos pocos. "Entonces, si me hacen falta dos personas de 40, yo contrato cuatro personas de 20", confiesa.

De esta forma, el negocio sigue funcionando sin problemas y los empleados no sienten que el trabajo les absorbe toda la semana.

Además, esta organización le da mucha flexibilidad. Y es que en un sector donde los imprevistos son constantes, tener más personas disponibles marca la diferencia.

Así, "siempre tienes la capacidad de que si uno te dice que no, puedes cubrir esa necesidad", y si alguien no puede venir un día concreto, el trabajo no se queda colgado.

"Si otro te dice que no quiere hacer horas extra o hay un festivo que no quiere trabajar, pues entonces vas y cubres con los demás", detalla. Una opción con la que no se fuerza a nadie y se evita el desgaste del equipo.

Y es que para este emprendedor, el descanso es clave. Pues al igual que muchos, Luis sabe que un trabajador cansado rinde menos y se quema antes, por eso defiende que repartir las horas mejora tanto el ambiente como el resultado final.

"Tienes más mano de obra repartida y no se cansan tanto, descansan más, tienen sus vacaciones...", concluye defendiendo que "desde su experiencia, una persona que trabaja 40 horas hoy en día en este tipo de trabajo, es muy esclavizante".