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Las claves

El día 22 de diciembre se acerca a pasos agigantados. Y, con ello, el sorteo de la lotería de Navidad. Quien más, quien menos, llevará algún número que espera sea el cantado por los niños de San Ildefonso.

Y la pregunta que surge es: ¿Qué posibilidades hay de que toque? Para dar respuesta a la misma, nada mejor que acudir a Francisco Pedroche, investigador matemático de la Universitat Politécnica de Valencia.

“Es más fácil que te toque el Gordo que estar vivos”, afirma en un artículo publicado en The Conversation España. ¿Por qué? He aquí su razonamiento.

Una entre 100.000

“Cada uno de nosotros somos el resultado de un espermatozoide que tuvo que competir con otros 100 millones de espermatozoides para conseguir el gran premio de la vida”, comienza su explicación.

Por lo tanto, y echando mano de las matemáticas, “la probabilidad de que cada uno de nosotros haya nacido es de una entre cien millones”.

¿Y cuál es dicha probabilidad en el caso de la lotería de Navidad? El experto pone el caso de una persona que juegue un único número. Por lo tanto, al jugar uno entre 100.000 mil (que son los que entran en el sorteo), las opciones serían de una entre 100.000.

Con ambas opciones en la mesa, “podemos afirmar que es más fácil ganar el Gordo que el hecho de estar vivos. Juguemos, pues, a la lotería, e intentemos emular la fortuna que tuvimos en el inicio de nuestra vida.

¿Hay alguna otra fórmula para que hay más opciones? Hay quien piensa que adquiriendo siempre el mismo número esas opciones aumentan. O comprando en administraciones como Doña Manolita. O elegir una fecha emblemática como una boda.

“Las matemáticas nos dicen que estas acciones no ofrecen ninguna ventaja a la hora de ganar un premio”, subraya Pedroche.

“Cuando uno lanza una moneda, tiene una probabilidad de 0,5 de obtener cara (o cruz). Y si sale cara, y uno vuelve a lanzar la moneda, sigue habiendo una probabilidad de 0,5 de obtener cara (o cruz)”, prosigue con su explicación.

Y concluye diciendo que “por eso da igual si uno compra siempre el mismo número (o sea, elige siempre cara) o compra el número en una administración determinada (a la moneda le va a dar igual de donde la saque)”.