Las claves
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La falta de vivienda disponible se ha convertido en uno de los mayores problemas en España. Cada año "entran al país alrededor de 500.000 personas nuevas que, junto con los jóvenes que se independizan, necesitan encontrar vivienda". Sin embargo, la oferta no crece y el problema no para de aumentar.
Así lo explica Antonio Costa, experto inmobiliario de 26 años, a EL ESPAÑOL, quien detalla que "en España se necesitan más de 300.000 viviendas nuevas al año… y solo se construyen unas 90.000 o incluso menos".
Una diferencia que hace que los precios suban y que encontrar un piso en condiciones sea cada vez más difícil.
"El problema principal, y lo digo como crítica, ha sido la Ley de Vivienda de 2022", afirma, recordando que a esto se suma la subida de precios en todo lo relacionado con las reformas y el impacto de la inflación.
"Los sueldos no han subido al mismo ritmo, y la última ley ha sido como rematar la faena", detalla con contundencia.
Y es que para él, el problema no es nuevo. Antonio insiste en que desde hace unos cinco años no se construye lo suficiente y que eso está "creando un déficit brutal de vivienda… es un auténtico disparate".
Además, recuerda que "en España hay más de 3 millones de viviendas vacías". Muchas no pueden usarse porque están en mal estado o porque están afectadas por planes urbanísticos antiguos.
El experto ayuda a todo el que le pregunta por redes sociales.
Otras no se alquilan por miedo a la ocupación o a la falta de protección legal, por lo que "mucha gente prefiere dejar su piso cerrado antes que arriesgarse".
Eso sumado a "que las construcciones tardan dos, tres o hasta cuatro años" en entregarse, aumenta el problema "y no llegamos a cubrir la demanda. Cada vivienda que se vende y no se reemplaza crea un déficit. No es como otros mercados, donde si vendes un melón, siembras otro y repones el producto. Aquí se vende una vivienda, pero no se construye una nueva, y eso genera una escasez enorme", detalla.
Es por ello que, aunque ya da por perdido el aumento de construcción, Costa cree que "si esas 3 millones de viviendas tuvieran facilidades para reutilizarse, es decir, para darles una segunda vida, el mercado se estabilizaría, los precios dejarían de subir e incluso podrían bajar con el tiempo".
En esta línea, además de su trabajo diario en la inmobiliaria familiar, él y su hermano están intentando recuperar parte de esas viviendas vacías.
Las compran, las reforman y las sacan al mercado, ofreciendo una oportunidad que para muchos en estos tiempos es un regalo del cielo.
Así, Antonio cree que, si se facilitan este tipo de reformas y al mismo tiempo se impulsa la construcción de nuevas viviendas, el mercado podría estabilizarse. Pues, "si hay más oferta, los precios acabarán bajando", concluye.
