Las claves
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En Monforte del Cid, Alicante, la familia Terol lleva décadas dedicada al cultivo de la uva. La tradición comenzó con el padre de Alfredo, cuyo espíritu emprendedor marcó el rumbo de la empresa familiar.
"En su momento, mi padre se fue a Barcelona a buscar clientes para vender la uva, que era como irte ahora a América, y pasó de venderla a 2 pesetas a los valencianos a 10 pesetas en Barcelona", recuerda Alfredo en el canal del empresario José Elías.
Esa visión inicial permitió que el negocio siguiera creciendo. Hoy, dos generaciones después, la familia gestiona 80 hectáreas en producción entre padre e hijo.
Una gran inversión
A pesar de sus altos ingresos, el negocio requiere una inversión importante. "Cada hectárea tiene una inversión inicial de unos 30.000 euros, y si tiene malla sube hasta los 50.000", detalla Alfredo.
A las puertas de Nochevieja, la campaña se vuelve especialmente relevante por la alta demanda. Este año, las previsiones son positivas: "Esperamos sacar 35.000 kilos por hectárea".
Por su parte, el mercado parece acompañar. Alfredo cuenta que recientemente vendieron en Madrid a 1,50 euros el kilo, un precio que permite afrontar el cierre del año con cierto optimismo.
Aun así, la rentabilidad depende de mantener el equilibrio entre costes y producción. Él lo resume de manera muy clara: "De coste tengo 50 céntimos por kilo".
Por eso, cuando el mercado está alto, el margen mejora: "Si tú le sacas a una hectárea 50.000 kilos, se te queda limpio 1 euro y son 50.000 euros".
Pero el cultivo no se libra de complicaciones. La segunda cosecha (los racimos que quedan tras la vendimia principal) raramente se aprovecha.
"Si tú lo vendes a 50 céntimos, entre el coste de la mano de obra, que son 30 céntimos, y otras cosas, no te merece la pena, no ganas nada", explica Alfredo.
Para aprovechar esta uva de menor valor, comenta que suele contar con: "Tú le dices a un marroquí: 'vente, llévatelo para la bodega, para mosto', y lo venden a 14, 15 o 16 céntimos el kilo".
Y añade: "Vienen y se sacan un buen sueldo trabajando. Si tienes que pagar tú el sueldo, ya no salen los números".
La exigencia de los supermercados también influye en lo que se puede comercializar: "Cuando el racimo está manchado, por el roce del aire u otras cosas, el supermercado no te lo coge".
Otro de los aspectos clave es la mano de obra, que supone otro gran reto para aumentar la rentabilidad: "Cortar uva son 8 o 10 céntimos por kilo, luego con la limpieza te vas de 30 a 50 céntimos".
De cara a la noche del 31, confían en que la fruta llegue en buen estado: "Si se vende bien, esta cosecha llega para las doce campanadas de Nochevieja".
Con la experiencia de toda una vida, la familia se prepara, un año más, para que sus uvas acompañen a millones de hogares en ese momento que marca el inicio de un nuevo ciclo.
