Las claves
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El precio de la vivienda sube sin parar y las autoridades políticas se muestran impotentes para resolver una problemática que afecta a todas las capas de la sociedad, ya sean jóvenes o personas mayores.
En un contexto económico en el que los salarios suben a un ritmo muy bajo, el precio del metro cuadrado, fijado en 2.695 euros en noviembre, ha aumentado un 16,1% con respecto al año anterior, según el portal inmobiliario Idealista.
En este escenario, destaca el impactante caso de Ángela. Lleva 6 años viviendo en un trastero porque no puede permitirse un alquiler, pero aún así tiene que pagar 400 euros al mes. La pregunta es cómo, porque no tiene ingresos: sobrevive gracias al apoyo económico de un amigo y por haber adaptado las rutinas típicas de un hogar a un pequeño desván.
IMV denegado
El programa El Tiempo Justo ha entrado en la residencia improvisada de Ángela para comprobar cómo organiza su vida entre las cuatro paredes de un trastero. Ella dice que "no cobro nada y me han denegado el Ingreso Mínimo Vital (IMV)".
El motivo de la denegación, cuenta la afectada, es que tiene una propiedad compartida junto a sus hermanas. "Somos tres hermanas, no podemos vivir juntas y ellas no quieren vender. Una de ellas tiene problemas de comportamiento y yo no tuve más remedio que salir de allí, por eso estoy aquí", relata a la reportera.
Según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, para percibir este subsidio debe existir una vulnerabilidad económica. En concreto, "cuando el promedio mensual de ingresos y rentas anuales computables del ejercicio anterior sea inferior al menos en 10 euros a la cuantía mensual garantizada por el IMV", reza la normativa.
En cambio, como Ángela figura dentro de la unidad de convivencia con sus hermanas por la propiedad, supera el límite patrimonial fijado, independientemente de que, en la práctica, su remuneración mensual sea nula y tenga que vivir en condiciones denigrantes.
La situación de precariedad se perpetúa desde hace varios años. Sin embargo, el Estado, en su caso, no le ofrece alternativas asistenciales para que disponga de una vivienda en condiciones razonables.
"Es horrible vivir aquí. No te puedes ni mover. No hay manera de salir de aquí, ni ayudas ni nada", concluye la entrevistada.
