Las claves
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En las últimas semanas, organismos internacionales y entidades financieras como la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco de España veían una mejoría económica en nuestro país con el crecimiento del PIB, el empleo y la inversión.
Sin embargo, son muchas las personas de a pie que ven cómo los sueldos siguen estancados, acceder a una vivienda parece casi tarea imposible y los bienes y productos no dejan de subir de precio.
Por tanto, ¿es real esta mejoría? ¿a qué se debe esta percepción? El analista económico Marc Vidal se encargó de señalar cómo la economía española vive un grave problema y cómo requiere cambios.
Una economía basada en servicios y turismo
La economía española se caracteriza por una estructura desequilibrada en la que sectores como el turismo, la construcción y los servicios dominan gran parte del Producto Interior Bruto (PIB).
Mientras estas áreas generan empleo masivo, muchos de los trabajos son temporales, con bajos salarios y escasa protección social.
Esta dependencia de sectores altamente estacionales y poco industrializados limita la capacidad del país para generar ingresos estables y sostenibles, especialmente frente a economías europeas con industrias tecnológicas o manufactureras más robustas.
Eso es precisamente lo que señalaba Marc Vidal en su perfil de YouTube. "Aunque la tasa de temporalidad ha bajado a mínimos históricos, esto es cierto, no se ha traducido en la transformación profunda del mercado de trabajo del que hablaban", afirmaba.
"Muchas de esas nuevas contrataciones fijas, son fijos discontinuos, que es un ingenioso eufemismo que maquilla la estacionalidad de siempre. Los que antes estaban parados por estacionalidad, ahora son fijos discontinuos y no entran en la lista de parados".
El analista económico señalaba cómo la rotación laboral sigue con un índice altísimo en nuestro país: "Cada trimestre más de 3,4 millones de españoles cambian de situación laboral, empleo, paro o inactividad. Un vaivén muy superior al europeo".
"En otras palabras, se contrata más pero la montaña rusa laboral continúa. Estamos iguales", indicaba. "En los últimos 5 años, la productividad por ocupado en España cayó un 1,9% mientras que en la Unión Europea creció un 1,3%".
¿Esto en qué se traduce? En que el país siga dependiendo del turismo, de la construcción y de "servicios de bajo valor añadido en servicios". "La industria y la tecnología avanzan realmente muy lentamente", apuntaba el experto
Actualmente, España dedica únicamente el 1,49% del PIB a I+D; en comparación con el resto de Europa, este porcentaje se queda muy por debajo de la media. Por ejemplo, Alemania destina un 3,1% y Suecia un 3,4%. "Eso deja un desarrollo insuficiente en ciencia, en desarrollo tecnológico. La asignatura de innovación ha sido asignatura pendiente", afirmaba.
"España lleva décadas en el cambio de modelo productivo pero seguimos igual", indicaba Vidal. "Esto explica muchas cosas: los salarios bajos que no alcanzan para comprar y acceder a viviendas".
Es decir, que nuestro país produce mucho menos por hora trabajada que la mayoría de los vecinos europeos porque la economía está basada en sectores de baja productividad: "Muchos de los empleos creados, la gran mayoría están en hostelería, turismo, comercio, en sectores importantes pero que pagan poco y generan escaso valor añadido".
Estos puestos con baja productividad se traducen en salarios sin solvencia para alcanzar el precio de la vivienda.
"En España el salario medio por hora es de unos 18 euros, claramente inferior a la media europea que es de 24", contaba el economista. "Estamos en el puesto 15 de 29 países europeos en salario por hora. Esa brecha salarial refleja un país cuyo tejido productivo no tira hacia arriba".
"Tenemos muchas micro empresas y autónomos pero pocas grandes compañías innovadoras. De hecho, nuestra economía sigue dependiendo de sectores poco productivos y mal pagados o poco pagados".
De ese modo, este modelo económico contribuye a que, a pesar de ser una de las mayores economías de la U.E. en términos de PIB total, los españoles tengan un nivel de renta per cápita inferior al de países como Alemania, Francia o Países Bajos.
La concentración en sectores de bajo valor añadido y en empleos precarios reduce la capacidad de ahorro y de inversión de las familias, incrementa la desigualdad y limita la movilidad social.
