En el año 2010 Tamara Guevara tenía 15 años cuando el 22 de diciembre a su abuelo y a su padre les tocó 800.000 euros de la Lotería de Navidad: "La emoción que se vive en ese momento es incalculable".
Así, el padre de Guevara decidió que quería emprender con el dinero que había ganado, una decisión que acabó por esfumar todo el dinero que habían ganado y llevar a la familia a ahogarse en deudas.
Con esto, la joven, ahora con 30 años, contó en Y Ahora Sonsoles cómo su familia en cinco años consiguió acabar con todo el premio de la Lotería de Navidad.
"Él no sabía emprender"
La joven comentó que considera que el principal problema es que "no estamos preparados como sociedad para manejar tanto dinero".
"Yo tenía 15 años y estaba en casa con mi abuelo, mi padre se había ido a trabajar y de pronto me asusté porque empezó a gritar mi abuelo '¡No puede ser, no puede ser, no puede ser!' y empezó a decir números en pesetas que ahora no sabría decirte", recordó Guevara.
"¡Nos ha tocado, nos ha tocado, nos ha tocado!", contó la joven imitando a su abuelo en ese momento. Manifestó que el bar en el que había tocado, estaba justo al lado de su casa, por lo que fue y se encontró con que "estaba toda la calle llena de gente, llegó la televisión, era brutal".
Recordando el episodio confesó que la emoción de ese momento es imposible de expresar: "Eso no te lo va a quitar nadie, ni todas las experiencias que hemos vivido gracias a aquello tampoco".
Una vez tenían en sus manos el dinero que les correspondía empezó el proceso de ponerlo en uso: "Reformamos la casa entera y mi padre decidió que él quería emprender, él no sabía nada de emprender y decidió montarse un bar porque era su ilusión".
El problema no solo tenía que ver con que el padre de Guevara "no sabía emprender", sino que también, según continuó contando, "era un bar en el cual se dejó muchísimo dinero porque era de alquiler y estaba destrozado".
Por lo cual, a los gastos del local, además del alquiler, hubo que agregar una importante reforma que, a pesar de que su padre era albañil, suponía un gasto adicional: "Lo dejó espectacular, era precioso, no le faltaba nada", expuso.
"Lo renovamos 20.000 veces", explicó la joven. Además, en el soñado bar se servía todo tipo de comida todo el día, desde pescado a "hamburguesas gigantes". "Hubo temporadas que estaba llenísimo, pero obviamente la gente tenía dinero", apuntó.
Sonsoles Ónega, presentadora, Tamara Guevara, ganadora en la Lotería de Navidad y el bar reformado del padre de Tamara Guevara.
Al ver como prosperaba el negocio, el padre de la joven decidió abrir otro bar "en el pueblo de al lado". Sin embargo, comentó Guevara que "ese duró poquito, por suerte no metió ningún dinero, sino que lo abrió y al tiempo lo cerró".
Otro factor que la joven no consideró que estuvo bien gestionado por su padre a nivel financiero fue que "yo desde mi experiencia, también era bastante pequeña, pero creo que los sueldos que puso a mucha gente eran desorbitados".
Con esto, ejemplificó señalando que un camarero ganaba alrededor de 1.800 euros. Aunque ahora parezca un salario digno, es importante tener en cuenta que "cobraban eso en plena recesión".
Además, señaló que su padre no contaba con un asesor sino que "hacía él todo". Lo que ocurrió fue lo inevitable: "La gente comenzó a tener menos dinero y con ello cada vez venía menos gente".
Incluso, acotó que tuvo que quedarse ella trabajando el bar porque su padre había vuelto a su trabajo como albañil, "para pagar el alquiler y las cosas que necesitaba comprar para el bar", comentó Guevara.
Así, expresó que "nos arruinamos en esos 5 o 6 años, el bar aguantó hasta el 2016 cuando yo le di un ultimátum a mi padre y le dije que no podía seguir estando allí 24 horas para un bikini y un café".
"Mi abuelo repartió el dinero"
Al contrario de su padre, su abuelo tomó decisiones distintas: "Mi abuelo repartió a la familia, hizo la reforma en casa y estuvo ayudando a mi padre".
Comentó que no considera que hubiese un 'despilfarro' del dinero por parte de su abuelo: "Fue lo típico, nos fuimos de viaje y se compró una furgoneta que con el tiempo acabó vendiendo".
Sin embargo, concluyó expresando que el principal problema radicaba en que les faltaba información sobre cómo manejar correctamente esas cantidades de dinero.
