Las claves
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La crisis de vivienda en España se ha convertido ya en una de las mayores preocupaciones sociales y económicas del país.
Los precios de los pisos han alcanzado cotas históricas con anuncios en portales inmobiliarios de viviendas de apenas 30 metros cuadrados a precios desorbitados, especialmente en grandes ciudades como Madrid o Barcelona.
Según el Banco de España, el déficit actual ronda las 700.000 viviendas y los precios del alquiler han subido más de un 30%, lo que sitúa el coste medio de alquiler en 14,5 euros por metro cuadrado en octubre de 2025, según Idealista.
Alquilar para vivir... en un garaje
En portales de Internet cada vez es más frecuente ver estudios y apartamentos diminutos que superan los 1.000 euros mensuales; una realidad que deja fuera del mercado a familias, jóvenes y pensionistas.
La falta de alternativas ha dado pie a una tendencia alarmante: el alquiler de garajes perfectamente acondicionados como vivienda.
"Los precios de los alquileres son desorbitados. Te meten en un semisótano sin darte cuenta por 1.500 euros. Además, te piden más de 3.000 o 4.000 euros de fianza", confiesa una joven a Equipo de Investigación.
Aunque las inmobiliarias llegan a ofrecer incluso opciones de semisótanos que sorprenden: con más de dos habitaciones, baño y cocina completos que están preparados para ofrecer una vida cómoda día a día, no todos piensan igual.
"El hecho de solo pensar que tenía que estar en un sitio donde duermen coches y no entra la luz solar ni el oxígeno... es abrumador", estalla la mujer ante los micrófonos del programa.
Pisos más pequeños por precios más grandes
Aunque la ley no permite vivir en un garaje por no cumplir las condiciones mínimas de habitabilidad exigidas para una vivienda, los altos precios han provocado que cientos de personas recurran a ellos para tener un techo.
El diagnóstico oficial es contundente. España necesita al menos 700.000 viviendas nuevas para ajustar la oferta a la demanda.
Sin embargo, la construcción anual apenas alcanza las 100.000 unidades. En consecuencia, miles de personas quedan excluidas de la posibilidad de obtener una vivienda digna.
A pesar de que se han anunciado planes para aumentar la vivienda pública, el ritmo de construcción y las reformas urbanísticas aún no parecen ser suficientes para revertir la tendencia.
Ante tal escenario, miles de españoles siguen buscando alternativas para vivir que se puedan ajustar a su bolsillo, aunque sea en garajes o pisos diminutos.
Lo cierto es que la crisis habitacional ya no es solo un problema económico, es una cuestión que pone a prueba a los ciudadanos.
