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Las claves

Cada vez más españoles hacen las maletas para buscar fuera lo que en España no encuentran. Según el INE, más de 1,6 millones de ciudadanos españoles viven en el extranjero.

Tan solo en 2024, la cifra de jóvenes que viajan a otros países para buscar un futuro totalmente nuevo, creció un 3%. La falta de oportunidades laborales, los salarios bajos y la precariedad empujan a muchos a intentarlo lejos de casa.

Uno de estos destinos es el Sudeste Asiático, donde enseñar inglés se ha convertido en una salida cada vez más común. Países como Vietnam o Tailandia ofrecen alojamiento barato y un sueldo que permite vivir cómodamente.

"Tuve que enseñar inglés en tailandés"

Juan lo sabe bien. Este joven dejó España durante la pandemia. "Fue con mis negocios cerrados cuando empecé a investigar voluntariado en escuela... buscaban voluntarios como asistente de profesor de inglés", cuenta al canal de YouTube Me voy al Mundo. 

El contacto llegó a través de un joven tailandés. Juan viajó hasta Chonburi, cerca de Pattaya, donde su mujer había nacido. Allí, la entrevista con el director del colegio cambió su vida.

"Cuando llegué pensé que sería asistente, pero me dieron cinco libros y me dijeron: 'Mira, ahí tienes tu clase. Era la clase más grande que había", confiesa. Aquella clase, tal y como relata, era de 40 alumnos que se iban rotando de 20 en 20.

El inesperado salto al papel de profesor no vino acompañado de formación ni recursos. "Mi inglés estaba olvidado. Tuve que estudiarme los libros y enseñar inglés en tailandés, eso era otra movida. Fue una locura", relata.

Un salario de 900 euros 

La escuela, con más de 1.800 alumnos, ofrecía vivienda a los profesores dentro del campus, pero el trabajo resultó abrumador. 

"Cada tres meses tenía que hacer exámenes, preparar notas, seguir las leyes tailandesas de educación... Yo no sabía cómo calificar ni enseñar a niños de 12 años hasta jóvenes de 20", explica.

Las clases eran grandes y el nivel muy bajo. "Aquí el inglés es muy básico, no es una asignatura que le motive a nadie", puntualiza. Aun así, se esforzó por sacar adelante las lecciones con paciencia y creatividad.

No todo fue fácil. Según relata, los tres primeros meses fueron muy difíciles: "Llamaba a mi mujer llorando... Hice el trabajo más duro, más que cuando picas piedra en la montaña", sentencia.

Su salario rondaba los 900 euros al mes, "un salario que no está mal" para alguien que quiera estar un año en Tailandia.

Pese a las dificultades de irse de España, vivir en Tailandia ha sido una experiencia positiva y donde hay varios extranjeros.