Las claves
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Solo hay que entrar unos minutos en una web inmobiliaria para entender la situación que atraviesa la vivienda en España.
No se trata solo de Madrid o Barcelona. A lo largo del país abundan anuncios que superan los 1.100 euros y los 1.200 euros. Mientras que en las grandes ciudades rozan e incluso rebasan los 1.800 euros por un solo piso.
Con esas cifras, destinar más del 50% del sueldo a la vivienda es ya algo habitual. Y es que, compartir piso hoy es la única salida para miles de adultos.
De hecho, un informe de Idealista, revela que la edad media de quienes comparten vivienda aumentó hasta tal punto de que, incluso, los mismos jubilados se ven en la necesidad de hacerlo.
Esther tiene 42 años y, desde hace años, vive en León compartiendo piso. Llegó como estudiante y, tras licenciarse, consiguió trabajo como teleoperadora, confesaba hace un tiempo a TVE.
"De primeras me pareció bien, aunque no iba a ser a largo plazo", cuenta. Pero la realidad se impuso. Una década después, continuaba en el mismo empleo y con un salario que no superaba los 800 euros.
"Aunque aquí no es como Madrid, también hay trabas: que si la nómina era pequeña, que si dudaban de que pudiera pagar... te pedían hasta tres meses de fianza más el mes en curso", detalla.
En muchos casos, los alquileres que encontraban le exigían destinar más del 60% de su sueldo a pisos antiguos o sin reformar. "Es dejarte 450 o 500 euros más gastos y ya no solo no poder salir o comprar ropa: es que llega el día 20 y se acabó el sueldo", lamenta.
"Con 47 años, vivo en un piso compartido con 9 estudiantes"
Según el último informe del Ministerio de Vivienda, el precio medio por metro cuadrado supera ya los 13 euros, un 10,3% más que hace un año.
En capitales como Madrid o Barcelona los números son todavía mayores, y las previsiones no anuncian ningún respiro antes de que termine el año.
Cada vez son más los españoles que expresan su hartazgo ante una situación que se les escapa de las manos. Encontrar un piso libre se ha convertido en una carrera a contrarreloj, y cuando aparece una oferta, los precios resultan inasumibles para la mayoría.
La falta de vivienda disponible, el parón de la construcción, la demanda disparada y unos sueldos que apenas suben han formado la tormenta perfecta.
En medio de esta tormenta está Carmen, que con 47 años se ve obligada a vivir con nueve estudiantes. Solo hay un baño y dos neveras para todos.
La situación es crítica: por una habitación de 8 metros cuadrados paga 480 euros al mes a pesar de tener dos empleos fijos y cuidar niños los fines de semana.
Historias como la de Carmen y Esther se multiplican. Compartir piso ya no es cosa de estudiantes, sino el reflejo de una realidad donde acceder a una vivienda digna se ha convertido en uno de los grandes problemas.
