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Las claves

"Una familia, una casa". La frase, pronunciada por el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, resume un ideal sencillo y emotivo que muchos comparten, pero que hoy se aleja de la realidad.

Para Sergio Gutiérrez, asesor inmobiliario conocido en redes sociales como 'Sergio Excellence', ese lema choca con los datos.

"Ojalá, pero no me salen los números", afirma, en alusión a la brecha cada vez mayor entre la oferta y la demanda de vivienda en España.

Una realidad utópica

Según explica, la falta de vivienda en España es un problema estructural que se agrava año tras año: "Según el Banco de España nos faltan 700.000 viviendas para cubrir la demanda. Y subiendo, pero apenas construimos unas 100.000".

Este desajuste entre oferta y demanda no solo encarece el acceso a la vivienda, sino que genera frustración social y política difícil de paliar.

Gutiérrez ironiza sobre algunas de las soluciones planteadas desde la esfera pública. "Pues nada, como no es suficiente, nos cargamos los pisos turísticos. Total, son propiedad de rentistas malvados", comenta con sarcasmo.

"En España hay unas 350.000 viviendas de uso turístico, y eso no llega para las 700.000", añade.

Las propuestas para poner en el mercado los pisos del Sareb tampoco resuelven el problema. "Pues ponemos las del Sareb. Ah, que ya están okupadas", apunta el asesor, insistiendo en que la única solución viable pasa por incentivar la construcción.

"Ostras, pues necesitamos construir entonces. Uy, no, que los constructores son especuladores y les ponemos trabas burocráticas para que cada vez lo tengan más difícil", añade, nuevamente con ironía.

El Gobierno ha prometido la creación de 180.000 viviendas públicas, pero Gutiérrez es escéptico.

"Sánchez ha prometido 180.000 viviendas públicas. Rufián dijo una casa, una familia, no una promesa, una familia. Y la gente no puede vivir en promesas", recuerda.

Tampoco parece convencido de que las medidas de control sobre los propietarios vayan a mejorar la situación.

"Bueno, pues vamos a pedir a los propietarios que tienen varias viviendas que las oferten en el mercado de alquiler. Uy, es que no quieren porque les limitan el precio, la duración, la seguridad y encima les pueden inquiokupar", señala.

Pese a todo, Gutiérrez comparte el ideal de Rufián: "A mí me gusta lo de una casa, una familia. Incluso suena bien, pero es que no hay".

Su reflexión final deja en el aire una pregunta: "¿No cree usted que habría que hacer cambios para conseguirlo? ¿No cree que si interviene en el mercado aún más así no vamos a conseguir nada?".