Las claves
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Cada mes, más de 2.000 millones de personas en el mundo menstrúan. Sin embargo, este proceso natural, para millones de mujeres y niñas sigue siendo motivo de desigualdad. Muchas de ellas, no pueden permitirse pagar los productos menstruales o acceder a ellos y carecen de instalaciones de saneamiento e higiene. A esta realidad se la conoce como pobreza menstrual.
Pero la pobreza asociada a la menstruación no sólo se mide en términos económicos. Tal y como recuerda ONU Mujeres, también incluye vivir bajo el tabú y el estigma y no tener ni la educación ni los conocimientos para gestionar la salud menstrual.
Menstruar sigue siendo tabú
A pesar de que menstruar sea algo natural y que ocurra una vez al mes durante gran parte de la vida de las mujeres, parece que sigue siendo algo que tenemos que esconder. El estudio “Más allá del estigma: El impacto de los mitos menstruales en la vida de las mujeres” destaca que la menstruación se sigue asociando con impureza y suciedad.
La falta de educación e información sobre la regla, no sólo perpetúa esos mitos, sino que afecta también de forma directa a la salud y la autoestima de mujeres y niñas.
Con el objetivo de conocer la percepción social sobre el tema, Clarel, la marca especializada en belleza, cuidado personal y bienestar, ha salido a la calle a hablar con los jóvenes.
Una de las entrevistadas afirma que “sigue habiendo cierto rechazo hacia el tema”, mientras que otro apunta que no cree que sea un tema tabú, sino “un poco machista”. Asegura que él sigue escuchando “el típico comentario de ‘estará en sus días’”.
Aunque nos cueste percatarnos, hasta el lenguaje cotidiano revela ese pudor aprendido. Según menciona una de las jóvenes entrevistadas, muchas mujeres todavía evitan mencionar directamente la regla y utilizan eufemismos como “me duele la barriga” en lugar de decir “tengo un cólico menstrual” o “me duelen los ovarios”.
"No es el caprichito del mes"
A esa barrera social, se le suma la barrera económica. Todos los entrevistados coinciden en que los precios de los productos para la menstruación no son justos. “No es el caprichito del mes” –señalan– “son imprescindibles”. También reclaman que “deberían ser un bien básico”.
Las cifras lo confirman. Según el ‘Informe Equidad y Salud Menstrual en España Institut Universitari d'investigació en Atenció Primària "Jordi Gol", el 22,2% de las mujeres encuestadas reconoció tener problemas económicos para adquirir productos menstruales y el 39,9% tuvo dificultades para costear los productos de su elección.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), por su parte, estima que una mujer puede gastar alrededor de 50 euros al año en productos menstruales, lo que suma aproximadamente 2.000 euros durante toda su vida fértil.
#28Íntimo, la campaña de Clarel contra la pobreza menstrual
Conscientes de esta realidad, en Clarel tienen un propósito claro: ayudar a combatir la pobreza menstrual y a desestigmatizar la menstruación.
Alejandra Pulido, directora de Sostenibilidad y Calidad de la marca, menciona que los tabúes asociados a este proceso natural condicionan a las mujeres, dándoles a entender que la menstruación es algo que “debe ser ocultado”. Asegura que Clarel busca que sus clientas vivan “su ciclo menstrual libremente, sin barreras y sin prejuicios”.
Desde 2018, la compañía impulsa la campaña #28Íntimo, una iniciativa pionera que elimina el IVA de los productos de higiene femenina e incontinencia de su marca bonté cada 28 de mes.
Además, diseñaron una línea de productos de higiene femenina, dentro de la gama bonté, con el propósito de ofrecer productos a precios más asequibles. Estos artículos están creados para el bienestar diario, con la máxima suavidad y un compromiso real con la sostenibilidad.
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Compresas ultrafinas: Ofrecen control eficaz del olor y una absorción ultrarrápida, garantizando frescura y confort en todo momento. Están dermatológicamente testadas y elaboradas con fibras de origen natural. Además, su envase es sostenible, cuenta con un 35% de material reciclado y se fabrican en España utilizando energía 100% renovable. El precio oscila entre 1,59 y 1,79.
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- Tampones: Están disponibles en tres tipos: regular, súper y súper plus. Suaves, flexibles y de uso sencillo, estos tampones ginecológicamente testados están diseñados para adaptarse al cuerpo con total comodidad. Su núcleo absorbente, elaborado con fibras sintéticas procedentes de pulpa de madera, ofrece una protección eficaz. Se fabrican con energía 100% renovable y cuentan con un envase reciclable. El precio va desde los 2,19 euros hasta los 2,39.
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- Protege slips: Son suaves, flexibles y de fácil uso. Ginecológicamente testados, garantizan el máximo cuidado y respeto con la piel. Su núcleo absorbente, elaborado con fibras semisintéticas, proporciona una sensación natural y segura. Además, cuentan con control del olor en sus versiones verde y naranja, y una opción 0% perfume en la variedad amarilla, pensada para las pieles más sensibles. Están fabricados en España con energía renovable 100%.
Protege slips bonté
Un compromiso que va más allá
Y la iniciativa no termina ahí. La marca ha donado ya más de 50.000 euros, destinados íntegramente a programas de educación y salud menstrual para mujeres en situación de vulnerabilidad. En 2025, el 75% de lo recaudado se ha donado directamente a Cruz Roja, y el 25% restante en donaciones de producto.
