Publicada

Las claves

Por vocación o por el destino. Esta pregunta se le hace a muchas personas respecto a la profesión que ejercen. Otra frase que se suele utilizar es la de si para ser pintor, por ejemplo, se nace o se hace. En el caso de Selu Marín, carpintero, se puede aplicar lo de se nace.

Así lo ha explicado en un vídeo en YouTube este utrerano donde remarca que, “yo, con 5 o 6 años, como todos los niños, creo que queríamos ser futbolistas, pero yo quería ser carpintero. El oficio se lleva en la sangre”.

No es que arrancara entonces su andadura profesional, pero sí comenzó a trabajar muy joven. Y ahí continúa, ahora ya con 44 años, al pie del cañón.

"No sé mentir"

Selu Marín recibe encargos y los lleva a cabo. “Mi carpintería se basa en lo que el cliente me demanda. Yo la tengo enfocada en la calidad que es una de mis señas de identidad”, explica.

Pero hay más: Por eso, otro de sus pilares es la cercanía con el cliente y la confianza entre ambos. “No sé mentir por lo que al cliente lo trato como si fuera familia”, añade. ¿Por qué lo hace así?

“Porque, cuando me pide un presupuesto, yo le veo con los ojos de que a esa persona le ha costado mucho esfuerzo y trabajo juntar ese dinero para poder contratar un servicio como el mío”, explica. Y es que, como él mismo indica, como le está “dando de comer, no puedo fallarle”.

Volviendo a sus orígenes, empezó a trabajar con 15 años, en el negocio familiar lijando muebles. Lijando y barriendo. Llegó a ganar 600 euros pero quería más porque aquello “era una miseria”.

Con 17 años, su horario de carpintero era de 8 de la mañana a 8 de la tarde, con dos horas para comer, incluidos los sábados. “Para poder sacarme el carnet de conducir repartía pizzas”, afirma. También repartía folletos y ayudaba a albañiles con sus chapuzas.

Fuera ya del negocio familiar, consiguió ingresar casi el doble de sueldo: de 600 a 1.000 euros. “Para mí era una locura. Yo no estaba acostumbrado a tener tanto dinero”, prosigue.

Ahora trabaja como autónomo. Y sigue adelante gracias al apoyo de dos personas. “Me decían que no valía y mi esposa y mi suegra son las que más han creído en mí”.