Publicada

Las claves

Cada vez cuesta más encontrar manos que levanten muros. Según la Confederación Nacional de la Construcción (CNC), en España hacen falta alrededor de 700.000 nuevos trabajadores en la construcción.

Para poder hacer frente al déficit estructural de vivienda, la mano de obra en este sector es indispensable, y quienes aún trabajan en él lo saben bien.

Uno de ellos, entrevistado por la empresa Talent Match, explica con naturalidad por qué el oficio resulta tan poco atractivo.

Unas condiciones precarias

El entrevistado, que se presenta como "oficial albañil", describe el contexto de un trabajo que, lejos de estar bien remunerado, tiene un entorno laboral lamentable.

Cuando le preguntan por las dificultades del oficio, no duda ni un segundo: "La calidad del trabajo y sobre todo las condiciones en las que se trabaja".

Las jornadas son largas, casi interminables. "Entre 50 y 60 horas semanales", calcula. Y eso, semana tras semana, supone una losa difícil de sostener.

No es solo el cansancio, también la inseguridad permanente: "Estás en constante peligro por la maquinaria y las alturas, además de estar todo el día consumiendo polvo".

Aun así, explica que hay margen para crecer dentro del sector: "Puedes pasar a encargado y después a jefe de obra. Además, tienes que tener tu capacitación también".

Pero la realidad es que no todos llegan a ese punto. Muchos, como él, se plantean si vale la pena tanto esfuerzo por tan poco descanso.

El dinero, claro, es otro tema delicado. "Una empresa te puede ofrecer un poco más de dinero. Siempre tratan de arreglar en negro, pero generalmente un sueldo está entre los 1.500 y los 1.600 euros”, explica.

Y añade, casi resignado: "Hay empresas que te ofrecen 1.800 euros, pero sin pagas extras, sin vacaciones y sin nada. Va todo en la nómina".

Su historia también tiene un giro curioso. "En realidad, yo soy técnico en informática. Entré por un tema económico y, bueno, me gustó, pero a futuro no quiero continuar porque el cuerpo se destroza", confiesa.

Cuando le preguntan por su trabajo soñado, lo tiene claro. "Hoy en día, si me lo preguntas, quiero estar en casa tranquilo", bromea.

Esa última frase lo resume todo. Detrás del casco, hay una persona cansada, pero sincera. Un trabajador que pone el cuerpo cada día, mientras el sector busca soluciones que, de momento, siguen sin llegar.