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Las claves

Al igual que muchos otros sectores de oficio como fontanería, pintura o albañilería, la carpintería sufre una grave escasez de profesionales en España.

Así, en muchas ocasiones estas profesiones pueden verse afectadas por largas jornadas de trabajo, un gran trabajo físico e incluso una baja remuneración. Razones por las que ya no atraen a los jóvenes.

De hecho, un carpintero llamado Selu estuvo en el podcast Sector Oficios para compartir su trayectoria y señalar cómo durante gran parte de su vida estuvo muy mal pagado.

Se buscan carpinteros

La carpintería es un oficio tradicional que combina destreza manual, precisión y conocimiento técnico para trabajar la madera y otros materiales.

A lo largo del tiempo, ha sido esencial en la construcción, el mobiliario y el diseño, aunque en las últimas décadas ha perdido protagonismo debido al auge de los materiales sintéticos y la fabricación industrial.

Las condiciones laborales de los carpinteros en España suelen ser exigentes: muchas jornadas implican trabajo físico intenso, exposición a ruidos y polvo, y en ocasiones empleos temporales o sin estabilidad.

Aunque existen profesionales muy cualificados, los salarios en talleres pequeños o en trabajos por cuenta propia no siempre reflejan el nivel de especialización que requiere la profesión.

Actualmente, el sector se enfrenta a una falta de relevo generacional, ya que pocos jóvenes optan por formarse en este ámbito.

La escasez de profesionales cualificados está generando una creciente demanda que podría revalorizar el oficio, siempre que se mejoren las condiciones laborales y se potencie la formación técnica y profesional en carpintería.

Uno de estos carpinteros que siguen ejerciendo el oficio es Selu Marín. Este trabajador siempre tuvo una pasión por la carpintería y por eso después de tantos años sigue dedicándose a esta profesión.

De tal manera, el carpintero rememoraba cómo desde temprana edad estuvo vinculado al negocio familiar, una mezcla de carpintería a medida y tienda de muebles. No obstante, sus pocos ingresos le motivaron a marcharse a otra ciudad en busca de otras oportunidades... y luego volvió.

"Cometí un fallo muy importante que es que con 25 años y medio, cuando empecé a despegar en mi oficio, volví al negocio familiar", señalaba Selu. "Estuve un año y medio a mi aire y fue un año y medio espectacular. Ya estaba independizado de antes, pero al irme a un pueblo a hora y media de Utrera, era madurar e independizarte".

"En las empresas ya se cobraba en condiciones, tenía dinero...", recordaba el carpintero.

Sin embargo, cuando volvió al negocio familiar de la carpintería tampoco pudo conseguir una remuneración mucho mejor: "Es una historia muy graciosa porque en el 96 empecé ganando 2.000 pesetas. Y al final me fui ganando 600 euros, eso era una miseria".

"Además, quien me conoce sabe que la experiencia de sacarse el carnet de conducir, con 17 años empecé a trabajar de repartidor y he estado trabajando de carpintero hasta los sábados. 10 horas de lunes a viernes, de 8 a 20 y el sábado", indicaba Selu.

"Para poder sacarme el carnet de conducir he repartido pizzas, he trabajado de albañil, he repartido folletos... me he buscado siempre la vida".

Por ello, después de unos años dedicados al negocio familiar, acabó buscando sus propias oportunidades y un mejor futuro por su cuenta".

"En el negocio familiar nunca había dinero y eso es la verdad", aseguraba. "Me fui ganando 600 euros. Entré en una carpintería y me duplicaron el sueldo: ganaba 1.200 euros". Para mí eso era una locura. No me veía con tanto dinero acostumbrado a no tener nunca".

A día de hoy sigue ejerciendo la carpintería pero como autónomo, priorizando el buen servicio por encima del dinero y disfrutando el día a día con su oficio.